Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 12 de octubre de 2015

Novena a santa Teresa de Jesús. Día 7º Santa Teresa y la Virgen María


Oración preparatoria para todos los días. Dios Padre nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a santa Teresa de Jesús para enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección; concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina, para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Tú nos ofreces el ejemplo de su vida y la ayuda de su intercesión, para que animados por el testimonio gozoso de su experiencia, sigamos sin desfallecer el camino que ella nos señaló. Padre de misericordia, concédenos tu Espíritu para que podamos seguir las huellas de la Santa y gozar con ella de la Vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Reflexión. La experiencia teresiana del misterio de la Virgen, nos ofrece el primor de una auténtica vivencia interior de María. Devoción filial, arraigada en la fe de sus padres, en la religiosidad popular, en la tradición del Carmelo y en su propia aventura espiritual, que tiene rasgos muy originales y experiencias inéditas. 

Los títulos empleados por la Santa para describir a María componen una gozosa letanía. En sus escritos habla de las devociones del escapulario, el rosario, el magníficat…, pero el camino mariano de santa Teresa consiste en sentir a María siempre cercana, modelo de fe y compañera de camino, y en la imitación de sus virtudes.

Invocaciones. Santa Madre Teresa, que escribiste: “Siempre que he invocado a la Virgen, he sentido su protección”, - regálanos una vida de intimidad con María y la imitación de sus virtudes.

Santa Madre Teresa, que te honraste en tener a María como Madre y Patrona de la Orden, - alcanza a los carmelitas la gracia de servir a la Virgen y de vivir como ella en obsequio de Jesucristo.

Santa Madre Teresa, que del primer versículo del magníficat hiciste tu jaculatoria preferida, - contágianos tu espíritu de alabanza, para que en toda ocasión, en unión con la Virgen, demos gracias a Dios.

Poema. Pues el amor
nos ha dado Dios,
ya no hay que temer,
muramos de amor.

Danos el Padre
a su único Hijo:
hoy viene al mundo
en pobre cortijo.
¡Oh gran regocijo,
que ya el hombre es Dios!
No hay que temer,
muramos los dos.

- Mira, Llorente
qué fuerte amorío,
viene el inocente
a padecer frío;
deja un señorío
en fin, como Dios.
Ya no hay que temer,
muramos los dos.

- Pues ¿cómo, Pascual,
hizo esa franqueza,
que toma un sayal
dejando riqueza?
Mas quiere pobreza,
sigámosle nos;
pues ya viene hombre,
muramos los dos.

- Pues ¿qué le darán
por esta grandeza?
- Grandes azotes
con mucha crudeza.
- ¡Oh, qué gran tristeza
será para nos!
Si esto es verdad
muramos los dos.

- Pues ¿cómo se atreven
siendo Omnipotente?
¿Ha de ser muerto
de una mala gente?
- Pues si eso es, Llorente,
hurtémosle nos.
- ¿No ves que él lo quiere?
Muramos los dos.

Oración final para todos los días. Teresa de Jesús, escucha nuestra oración. Llegue hasta Dios la acción de gracias de la Iglesia por lo que has sido y has hecho, y también por lo que todavía haces y harás por el Pueblo de Dios, que te honra como maestra y doctora espiritual. Sea Dios nuestro Señor por siempre bendito y alabado en ti. Amén. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.

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