jueves, 16 de enero de 2014
Ideas principales de la evangelii gaudium
Ayer les comentaba que últimamente he dado algunas charlas de presentación de la exhortación apostólica "la alegría del evangelio" del papa Francisco. Hoy quiero comentarles las que considero que son las tres ideas principales del texto.
La primera es una que me gusta mucho repetir desde hace años y que me dio mucha alegría encontrar en este escrito del papa Francisco: El cristianismo no es en primer lugar una lista de doctrinas que aprender ni una serie de normas morales que cumplir ni un conjunto de ceremonias en las que participar. Ante todo, el cristianismo es el encuentro con Jesús de Nazaret, que está vivo y ofrece plenitud de vida y salvación a los creyentes.
La segunda es que el encuentro con Cristo es fuente de la verdadera alegría y lleva nuestra existencia a una plenitud que nos desborda. Él no nos quita nada. Al contrario, nos da todo.
La tercera es que quien se ha encontrado con Cristo se siente necesariamente impulsado a compartir con los demás lo que le hace feliz. Todo cristiano verdadero es evangelizador, misionero.
A partir de aquí el papa habla de la necesaria renovación de la Iglesia, analiza los retos de la sociedad contemporánea y propone líneas de actuación. Quien quiera leer el texto completo puede hacerlo aquí. Yo me limito a recoger cuatro breves citas que tienen que ver con la idea que les exponía en primer lugar como núcleo de esta exhortación:
"Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso". (n. 3)
"No me cansaré de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro del Evangelio: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»". (n. 7)
"Su centro y esencia [del anuncio cristiano] es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado". (n. 11)
"Todas las verdades reveladas proceden de la misma fuente divina y son creídas con la misma fe, pero algunas de ellas son más importantes por expresar más directamente el corazón del Evangelio. En este núcleo fundamental lo que resplandece es la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado". (n. 36)
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