- Y entonces se lo tragó una ballena...
Los ojos del Niño, cinco o seis años, se redondean por el asombro, haciendo los coros a la boca, abierta en un "¡oh!" silencioso.
- ¿Y entonces?
Una figura grácil aparece detrás del Niño, llevando platos y copas. Una chispa juguetona ilumina los ojos de José, y continúa, mirando de reojo a María.
- Y entonces, la madre de la ballena le dijo... ¡No juegues con la comida, hijo, y termina de una vez!
La risa de María, cascabeles, arroyos, pura alegría sonora, contagia a José, y Jesús se vuelve a mirar a su madre.
- Madre, ¿has oído la historia de Jonás? ¡Se lo tragó una ballena!
María besa en la cabeza, entre los rizos morenos, a ambos, y les dice con una sonrisa:
- Hora de tragar, como la ballena. Anda, Hijo, ayúdame a poner la mesa.
Este texto tan tierno no es mío, lo he tomado de aquí.
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