La beata María Josefina de Jesús Crucificado nació en Nápoles (Italia) en 1894. Entró en la comunidad carmelitana de Santa María de Ponti Rossi. Sufrió grandes enfermedades, que la postraron en una silla de ruedas. Aun así fue elegida priora de la comunidad, que guió con ternura y abnegación hasta su muerte. Numerosos enfermos en el cuerpo y en el espíritu acudían al monasterio, buscando sus palabras de consuelo y su intercesión. Contagiaba a cuantos se le acercaban su profunda espiritualidad y su inquebrantable confianza en Dios y en la santísima Virgen. Murió el 14 de marzo de 1948. Fue beatificada en 2008.
Oración colecta. Dios todopoderoso y eterno, que has querido conformar a Cristo crucificado la beata María Josefina, virgen, como víctima por los pecadores; concédenos, por su intercesión y su ejemplo, abrazar siempre nuestra cruz y cumplir humildemente tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las ofrendas. Recibe, Señor, los dones que humildemente te ofrecemos en memoria de tu virgen María Josefina, y concédenos, por esta hostia inmaculada, vivir siempre en tu presencia renovados por el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Alimentados, Señor, con el pan del cielo, imploramos de tu bondad que concedas a cuantos celebramos con gozo la memoria de la virgen carmelita, María Josefina, el perdón de los pecados, la salud del cuerpo, la vida de gracia y la gloria eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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