Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 13 de agosto de 2018

La ermita de Nuestra Señora de los Desamparados en el Desierto de las palmas


Saludos desde el Desierto de las Palmas, en Benicàssim, Castellón, donde me encuentro conviviendo con unas personas maravillosas, orando y reflexionando sobre los contenidos fundamentales de la fe cristiana.

He hablado de este convento carmelitano en muchas ocasiones, recogiendo fotografías, vídeos, testimonios de quienes participan en los ejercicios espirituales y otros argumentos. Les recuerdo una entrada en la que enlazo con varias más:

- Material sobre el monasterio carmelitano del Desierto de las Palmas

La ermita de Nuestra Señora de los Desamparados fue fundada por el padre Francisco de San José, natural de Onda, quien en 1720 la dotó de forma generosa. Cuando no se podían recibir mujeres en la clausura, se adaptó esta ermita para que las que lo desearan pudieran retirarse allí. Por eso, en el año 1865 se ampliaron la cocina y los servicios y en 1895 se añadieron tres habitaciones.

Durante muchos años, las hermanas de la Consolación hacían allí sus retiros por grupos. Hoy es muy frecuentada por grupos pequeños o familias. Para grupos más grandes se usan la ermita de la Inmaculada, los albergues juveniles y la casa de espiritualidad.


Exteriormente mide 11,50 m. de anchura por 9,50 m. de profundidad. Tiene un pequeño porche, orientado al mediodía, de unos 20 metros cuadrados, con asientos para los visitantes. La fachada, en la que se abren puerta y ventana, viene rematada por espadaña sin campana. La cubierta es a doble vertiente.

Mi amigo José Manuel Montesinos ha compuesto una canción sobre la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados, donde suelen alojarse algunos amigos que vienen a los retiros con sus niños. No tengo grabado el canto con la música, pero les comparto la letra, que él ha publicado en su blog con una dedicatoria en la que recuerda momentos vividos allí:

(1)

Se parece al Cielo
de suave luz.
Santos del Carmelo
bajan de la Cruz.

Suben a la ermita
de Desamparados.
Jesucristo invita:
todos invitados.

En sencilla mesa,
platos sin mantel.
El amor no pesa,
es licor de miel.

Cena que recrea,
vino que enamora,
fecunda la idea
silencio que adora.

Charlan las estrellas
en constelación
sobre cosas bellas
de la Creación.

En la noche oscura,
luna en las montañas.
Luz de Virgen pura
llena las entrañas,

Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.

(2)

Se parece al Cielo
derramando al mar
del Monte Carmelo
lluvia y santidad.

“Ave Maris Stella”
con fulgor avisa
que Dios se revela
en fragante brisa.

Como niño en brazos
sueña el corazón
que le amarran lazos
de divina unión.

Suben los profetas,
santos fundadores,
místicos, poetas
y hasta soñadores…

Los hermanos hallan
Dios en soledad
y de amor estallan
en fraternidad.

Al caer la tarde,
toman la linterna,
prenden fuego que arde
con la llama eterna.

Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.

(3)

Se parece al Cielo:
entre sol y sal,
entre paz y celo,
ermita de cal.

Casa de acogida
de quien llega hambriento.
De santa comida
sobra el alimento.

Grita negro grillo
crística oración,
zumba el farolillo
en contemplación.

Cauta lagartija
reza en las paredes,
y la araña fija
éxtasis en redes.

Es tertulia larga
en recreación,
que alivia la carga
y eleva oración.

Sotos y espesuras,
cielo alucinado.
Cantan las criaturas
gracias del Amado.

Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.

(4)

Se parece al Cielo
de extasiada luz.
Santos del anhelo
vienen con su cruz.

Llegan a la ermita
de Desamparados
y la depositan
con la del Amado.

Canta Teresita
su “Vivir de amor”,
luego Juan recita
con el verso en flor.

La guitarra suena
música callada
en la noche amena
de alma iluminada.

La madre Teresa
trata de amistad
e Isabel confiesa
Santa Trinidad.

Tras horas repletas
de santa virtud
oran las completas
de la plenitud.

Ave María,
Padre Nuestro,
Gloria a Dios.

(5 y fin)

Se parece al Cielo
de anhelada luz.
Santos de este suelo
pasan por la cruz

y entran en la ermita
de Desamparados.
Jesucristo invita:
TODOS INVITADOS.

Este es el blog de José Manuel Montesinos:

- El lenguaje de las flores

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