martes, 30 de enero de 2018
Rito de bendición y envío de consagrados
El 2 de febrero, fiesta de la presentación del Señor en el templo de Jerusalén, se celebra la jornada mundial de la vida consagrada. Me pidieron que preparara un breve rito de "bendición y envío de consagrados" para usar al final de la misa en una diócesis española. Comparto el texto, por si sirve a otros y para que todos oremos por los consagrados.
Monitor. Hermanos y hermanas, en esta Jornada Mundial de la Vida Consagrada demos gracias a Dios por todas las personas que han consagrado su vida a servir a Dios y a los hermanos en los distintos carismas que enriquecen la vida de la Iglesia y pidámosle que las ayude a crecer en la fidelidad a su misión.
Celebrante. Bendito seas, Padre santo, que no dejas de llamar a hombres y mujeres para que sean testigos de tu amor en el mundo. Derrama tu Espíritu sobre todos los consagrados, para que puedan vivir gozosamente en tu servicio, ocupando sus vidas en la alabanza divina y en hacer el bien a los hermanos, a imitación de tu Hijo, Jesucristo, modelo de toda consagración y de toda misión en la Iglesia, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Queridos hermanos y hermanas consagrados, que os disponéis a renovar ante Dios y ante la Iglesia vuestros votos de castidad, pobreza y obediencia para servir a Dios y a los hermanos con todas vuestras fuerzas, ¿estáis dispuestos a ocupar vuestras vidas en la alabanza divina, en la vida fraterna y en la misión al servicio del evangelio?
Todos. Sí, estamos dispuestos.
Celebrante. ¿Queréis renovar vuestra consagración religiosa en la Iglesia, para uniros cada día más íntimamente a Cristo y colaborar cada vez más estrechamente con su misión salvadora?
Todos. Sí, lo queremos.
Celebrante. ¿Haréis de vuestra vida una ofrenda a Jesucristo, olvidándoos de vuestra comodidad para gastar vuestras energías en la construcción de un mundo más justo y solidario, según las enseñanzas del Evangelio?
Todos. Sí, lo haremos, con la gracia de Dios.
Celebrante. Dios, Padre de misericordia, que inició en vosotros esta obra buena, la lleve a término y os conceda su Espíritu para que vuestro corazón sea cada vez más misericordioso, a imagen de su Hijo Jesucristo, que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.
Como Jesús fue enviado por el Padre, la Iglesia diocesana de --- os envía para que continuéis la misión de Jesucristo en el mundo, haciendo presente entre los hombres el reino de Dios. El Padre os fortalezca, el Espíritu Santo ilumine vuestras mentes y Jesucristo guíe vuestros pasos. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. Amén.
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