sábado, 14 de enero de 2017
Semana de oración por la unidad de los cristianos 2017
El lema de este año para la semana de oración por la unidad de los cristianos es: «Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia». Los materiales han sido preparados en Alemania.
El texto bíblico de este año (2Cor 5,14-20) subraya que la reconciliación es un don de Dios destinado a toda la creación: «Porque sin tomar en cuenta los pecados de la humanidad, Dios hizo la paz con el mundo por medio de Cristo y a nosotros nos ha confiado ese mensaje de paz» (v.19).
Como consecuencia de la acción de Dios, la persona que ha sido reconciliada en Cristo está llamada a su vez a proclamar esta reconciliación con palabras y obras: «El amor de Cristo nos apremia» (v.14). «Somos, pues, embajadores de Cristo y es como si Dios mismo os exhortara sirviéndose de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que hagáis las paces con Dios» (v.20).
El texto pone de relieve que esta reconciliación no se da sin sacrificio: Jesús entregó su vida, murió por todos. Los embajadores de la reconciliación están llamados, en su nombre, a dar su vida de forma parecida. Ya no viven para sí mismos; viven para aquel que por ellos murió.
El amor de Cristo nos apremia a orar, pero también a ir más allá de nuestras oraciones por la unidad entre los cristianos. Las Iglesias y las congregaciones necesitan el don de la reconciliación con Dios como fuente de vida. Pero aún más, lo necesitan para su testimonio común ante el mundo: «Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado» (Jn 17,21).
El mundo necesita embajadores de reconciliación que rompan barreras, construyan puentes, hagan la paz, abran puertas a nuevas formas de vida en el nombre de aquel que nos reconcilió con Dios, Jesucristo. Su Espíritu Santo nos conduce por el camino de la reconciliación en su nombre.
Oremos: Dios de bondad y Padre del cielo, hemos escuchado tu Palabra de la reconciliación contigo por medio de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Por la fuerza del Espíritu Santo transforma nuestros corazones de piedra. Ayúdanos a ser ministros de reconciliación y a sanar las divisiones en nuestras Iglesias para que podamos servirte mejor como instrumentos de tu paz en el mundo. Amén.
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