Hoy se cumplen 452 años desde que santa Teresa de Jesús fundó el primer monasterio de carmelitas descalzas. Arriba hay una foto de la capilla primitiva. En esta entrada quiero reflexionar sobre los motivos que provocaron el rechazo inicial de la ciudad de Ávila a la obra de santa Teresa.
Ya he tenido ocasión de recordar que el Concejo de la ciudad (el ayuntamiento) convocó una reunión para deshacer la fundación. Fueron citados: el corregidor, cuatro regidores, dos caballeros, el provisor, tres canónigos, los priores de cinco monasterios masculinos acompañados de un fraile de cada Orden, dos letrados del Ayuntamiento y dos representantes del pueblo. Veinticinco varones reunidos para discutir sobre los proyectos de un grupito de mujeres. Por supuesto que no fue consultada ninguna mujer que representara a los seis monasterios femeninos de la ciudad, ni menos aún las interesadas.
Como no podían deshacerlo, el ayuntamiento les puso pleito, porque afirmaba que la tapia de la huerta daba sombra a las fuentes públicas. El argumento tenía poca consistencia, pero con esta y otras historias semejantes pidieron al rey que lo cerrara. Con el tiempo se calmarán las cosas y se olvidará el pleito, el cual no se cerró formalmente hasta el año 2012, en un pleno extraordinario del Ayuntamiento abulense con motivo del 450 aniversario de la fundación de San José.
La importancia de una ciudad de la época se medía por el número de iglesias y monasterios que tenía. Los más austeros eran los más apreciados. Por eso es tan extraño el rechazo a la obra fundadora de Teresa. Tenemos que ser conscientes de que no fue principalmente un motivo económico el que lo provocó. Un monasterio cercano podía haber puesto la objeción de que las limosnas tendrían que dividirse y que quizás no habría para todos. Pero no es este el caso (como lo será en otras fundaciones posteriores). La oposición no viene de uno o varios monasterios, sino de toda la ciudad, por lo que tenemos que buscar otras causas.
La primera es que Teresa era una mujer. Hasta entonces los monasterios, iglesias, hospitales o instituciones similares habían sido fundados siempre por hombres que compraban los terrenos, dirigían las obras y establecían las condiciones. Y Teresa se atrevió a hacer cosas tan serias de propia iniciativa.
La segunda tiene que ver con el momento histórico. En un contexto de miedo ante las divisiones eclesiales provocadas por la Reforma luterana, la propuesta de interioridad y vida sencilla de Teresa sonaba a protestantismo. La fundación de San José se parecía demasiado a las casas de la gente normal y demasiado poco a lo que se identificaba con un monasterio.
El caso es que cuando la gente conoció de cerca a Teresa y sus monjas, cambió de actitud y los que antes las perseguían se convirtieron en sus amigos y bienhechores. Esto nos enseña a no dejarnos llevar por prejuicios cuando no comprendemos la manera de actuar de los demás.
¡Feliz día de san Bartolomé a toda la familia del Carmelo teresiano! Un día como hoy de hace 452 años comenzó nuestra aventura.
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