Esta tarde empieza la fiesta judía de Januká (más correctamente en español Janucá) o "de las luces", que dura ocho días. A continuación les propongo las oraciones del rito del encendido de las velas.
Te damos gracias, oh Dios, por las maravillas de la redención y por los actos poderosos con los que salvaste a nuestros padres en días antiguos, en esta época.
En los días de los Asmoneos, una nación tirana se levantó contra nuestros antepasados, intentando hacerles olvidar tu Ley y apartarlos de la obediencia a tu voluntad. Pero Tú, en tu abundante piedad, los apoyaste en sus momentos difíciles. Les diste la fuerza para luchar y para triunfar, para que te pudieran servir en libertad.
Por tu Espíritu, el débil derrotó al fuerte, los pocos prevalecieron sobre los muchos, y los justos triunfaron. Entonces tus hijos volvieron a tu casa para purificar tu santuario y encender sus luces Y acordaron que estos ocho días de la Dedicación serían para darte gracias y para alabar tu gran nombre.
Haz, oh Dios, que el heroico ejemplo de los Macabeos nos inspire siempre para ser leales a nuestra herencia y valientes para pregonar la verdad. Que tu Espíritu nos ayude para superar la oscuridad del prejuicio y del odio, y encienda la luz de la libertad y el amor.
Estas luces son el símbolo de la alegría que sentimos cuando nuestra fe fue salvada de la destrucción. Que esta llama arda más luminosamente para iluminar nuestras vidas y para dar luz al mundo.
Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste encender la vela de Janucá. Amén.
Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del universo, quien hizo milagros para nuestros padres en aquellos días, en esta época.
(Solo en la primera noche) Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos has dado la vida, que nos has mantenido y nos has hecho llegar hasta esta época. Amén.
Encendemos estas velas por los milagros y por los hechos maravillosos, las proezas y la misericordia que hiciste a nuestros padres, en esos días y en este tiempo por mano de tus santos sacedortes. Y durante los ocho días de la fiesta de Janucá encedemos estas velas, que son santas; no nos está permitido obtener beneficio alguno de ellas, excepto el de contemplarlas, para dar gracias a tu gran Nombre por los milagros, tus maravillas y tu salvación.
Oh, fortaleza, roca de mi salvación, Qué bueno es alabarte. Restaura mi casa de oración Y allí te daré gracias. Cuando finalmente hayas destruido al blasfemo enemigo yo completaré la dedicación del altar con salmos y cánticos.
Oh, fortaleza, roca de mi salvación, Qué bueno es alabarte. Restaura mi casa de oración Y allí te daré gracias. Cuando finalmente hayas destruido al blasfemo enemigo yo completaré la dedicación del altar con salmos y cánticos.
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