Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 4 de octubre de 2025

Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís


El año 2023 se celebró el octavo centenario de la aprobación de la Regla bulada de san Francisco y de la celebración de Navidad en Grecio.

El año 2024 se cumplieron ochocientos años de la impresión de los estigmas a san Francisco.

Este año 2025 estamos celebrando el octavo centenario de la composición del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís.

El año próximo, 2026, se cumplirán ochocientos años desde su muerte.

El «Cántico de las criaturas» es un himno nacido de un corazón que ha descubierto la hondura de la fraternidad universal. San Francisco canta a Dios no desde la abstracción, sino desde la experiencia viva de saberse criatura entre las criaturas. 

Todo el universo es para él transparencia del Creador: el sol y la luna, el agua y el fuego, la tierra fecunda… no son objetos que se usan, sino hermanos y hermanas que acompañan al hombre en su camino hacia Dios.

En esta mirada contemplativa no hay posesión ni dominio, sino alabanza y gratitud. Francisco ha aprendido que todo lo creado es don y, por tanto, signo del amor gratuito de Dios. Incluso la muerte corporal, que tanto tememos, es acogida como «hermana», pues abre la puerta a la vida sin fin.

El cántico es también una oración cósmica: invita a toda la creación a unirse en un mismo coro de alabanza. Así, el santo nos enseña a vivir reconciliados con el mundo, a descubrir la presencia divina en lo pequeño y cotidiano, y a responder con gozo y humildad. Quien canta como Francisco se convierte en reflejo de la armonía divina, en custodio agradecido de la casa común.

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,
tuya es la alabanza, la gloria y el honor;
tan solo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre
de hacer de ti mención.

Loado seas, mi Señor, 
por toda criatura, por el hermano sol,
Loado seas, mi Señor, 
por la hermana tierra y las flores de color.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor,
y las estrellas claras, que tu poder creó,
tan limpias, tan hermosas,
tan vivas como son,
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!

Y por la hermana agua,
preciosa en su candor,
que es útil, casta, humilde: ¡loado mi Señor!
Por el hermano fuego,
que alumbra al irse el sol,
y es fuerte, hermoso,
alegre: ¡loado mi Señor!

Loado seas, mi Señor, 
por toda criatura, por el hermano sol,
Loado seas, mi Señor, 
por la hermana tierra y las flores de color.

Y por la hermana tierra,
que es toda bendición,
la hermana madre tierra,
que da en toda ocasión
las hierbas y los frutos y flores de color,
y nos sustenta y rige: ¡loado mi Señor!

Y por los que perdonan
y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!

Loado seas, mi Señor, 
por toda criatura, por el hermano sol,
Loado seas, mi Señor, 
por la hermana tierra y las flores de color.

Y por la hermana muerte: ¡loado mi Señor!
Ningún viviente escapa a su persecución;
¡ay, si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen
la voluntad de Dios!

¡No probarán la muerte de la condenación!
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor.

Loado seas, mi Señor, 
por toda criatura, por el hermano sol,
Loado seas, mi Señor, 
por la hermana tierra y las flores de color.

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