Con la llegada del otoño, en el hemisferio norte se acortan las horas de luz y disminuyen las temperaturas, por lo que las plantas producen menos clorofila, de manera que las hojas se vuelven amarillas, rojas, marrones... antes de caer. Así, los árboles se preparan para los fríos del invierno, que se acerca. En el hemisferio sur, por el contrario, los campos se visten de flores por la llegada de la primavera. En primavera, verano, otoño e invierno, Jesucristo es el Señor del tiempo y de la historia. A él la gloria por los siglos. Amén.
El blog del padre Eduardo Sanz de Miguel
miércoles, 1 de octubre de 2025
Lo que agrada a Dios en mi pequeña alma. La teología de la pequeñez de santa Teresita
martes, 30 de septiembre de 2025
Santa Teresa de Ávila y santa Teresa de Lisieux
Santa Teresa de Jesús y santa Teresa del Niño Jesús: madre e hija espirituales separadas por tres siglos, pero unidas por el mismo fuego de amor. A veces se las confunde, pero basta con detenerse en la imagen para distinguirlas con claridad.
lunes, 29 de septiembre de 2025
Octubre, mes marcado por dos grandes Teresas
El mes de octubre está marcado por la memoria luminosa de dos grandes mujeres que comparten el nombre de Teresa y el mismo fuego de amor: Teresa de Lisieux y Teresa de Jesús.
domingo, 28 de septiembre de 2025
Oración de alma enamorada. San Juan de la Cruz
sábado, 27 de septiembre de 2025
Lázaro y Epulón. Domingo 26 del Tiempo Ordinario, ciclo c
La Palabra de Dios que se proclama en misa el domingo 26 del Tiempo Ordinario, ciclo "c", nos coloca ante un espejo desafiante y nos invita a un examen de conciencia profundo. El evangelio nos presenta una escena que, a primera vista, podría parecer lejana: el rico Epulón, vestido de púrpura y lino fino, banqueteando espléndidamente cada día, y a su puerta, el pobre Lázaro, cubierto de llagas, anhelando saciarse con las migajas que caían de aquella mesa. Es una imagen de un contraste brutal.
viernes, 26 de septiembre de 2025
Canto otoñal a la belleza perecedera, anuncio de la hermosura eterna
El otoño no es solo una estación; es una epifanía. Es el momento en que Dios, "mil gracias derramando", como cantaba san Juan de la Cruz, transita por estos sotos con presura y, con la sola huella de su paso, los reviste de una hermosura que deslumbra.
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