Este poema de Santa Teresa de Jesús es una profunda meditación sobre la paradoja central del cristianismo: la cruz, instrumento de tortura y muerte, es reinterpretada como fuente de vida, consuelo y el único camino hacia la salvación. La santa no presenta el sufrimiento como un fin en sí mismo, sino como el medio a través del cual se alcanza la unión con Dios. La repetición del estribillo "Ella sola es el camino para el cielo" actúa como un martillo espiritual, clavando en el lector la certeza de que no existe otra ruta hacia la gloria que no pase por la imitación de Cristo en su sacrificio.
La poeta emplea una rica simbología bíblica para exaltar la cruz, transformándola, de un objeto de vergüenza en un símbolo de victoria y gozo. La llama "palma preciosa", evocando el triunfo; "oliva preciosa", símbolo de la unción y la luz que proviene del Espíritu Santo; y "árbol verde y deseado", que remite directamente al Árbol de la Vida del Edén. Esta última imagen es particularmente poderosa, pues sugiere que la cruz es la restauración de aquel árbol perdido, el nuevo y verdadero acceso a la vida eterna.
Finalmente, Santa Teresa enfatiza que esta visión no es para todos, sino para "el alma que a Dios está toda rendida". La cruz solo se revela como "árbol de vida" y "camino deleitoso" para quien está desapegado del mundo y totalmente entregado a la divinidad. El poema culmina con la máxima paradoja: en el "padecer dolor" se encuentra la "vida y el consuelo". Así, la santa ofrece una doctrina de esperanza, asegurando que el mismo camino que implica dolor es el que conduce a la paz definitiva y al "camino más seguro para el cielo".
En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.
Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.
Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.
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