El evangelio del segundo domingo de Pascua recoge el encuentro de santo Tomás con Jesús resucitado, a los ocho días de la Pascua. Este canto nos lo recuerda.
Se levantó polvoriento
al tercer día de verlo partir.
Era impetuoso e incrédulo,
lloraba su muerte, sin fin.
Volvió al hogar ese día
y fue Juan el que lo recibió.
"Buen Tomás, hoy ha vuelto el mesías,
ven a celebrar con el Señor".
"Ven, buen Tomás, toca
las heridas de la libertad".
"Oh mi Señor, oh Dios mío";
y su voz comenzó a adorar.
Óigase en toda la tierra
que el mesías ha vuelto a vivir,.
que la paz ha llegado a nosotros,
pues sus llagas sanaron por mí.
Que se anuncie en los pueblos
que este día habló el Señor;
que ese hombre clavado al madero
hoy se alza venciendo a la muerte
por la eternidad.
Id mis hermanos por el mundo
y mostrad lo que vieron en mí;
derramad el Espíritu vivo,
pues ya nadie tendrá que morir.
Y sed felices por siempre
los que crean sin tener que ver,
pues yo iré caminando
cada paso que vosotros deis.
Óigase en toda la tierra
que el mesías ha vuelto a vivir,.
que la paz ha llegado a nosotros,
pues sus llagas sanaron por mí.
Que se anuncie en los pueblos
que este día habló el Señor;
que ese hombre clavado al madero
hoy se alza venciendo a la muerte
por la eternidad.
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