Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 18 de octubre de 2023

El Cantar de los Cantares en el arte contemporáneo (1)

Ya he dedicado muchas entradas a hablar del «Cantar de los Cantares». En alguna les he explicado que «Cantar de los Cantares» es una traducción, al pie de la letra, del título hebreo «Shir haShirim», que es una forma superlativa, por lo que sería más correcto traducirlo como «El Cantar más hermoso» o «El mejor Cantar».

Aquí les presento once pinturas contemporáneas para ilustrar este canto de amor entre el rey Salomón y la bella Sulamita, acompañándolas por los textos que ilustran.

«¡Ojalá me besara ardientemente! Porque sus amores son más deliciosos que el vino. Sí, el aroma de tus perfumes es exquisito, tu nombre es un perfume que se derrama: por eso las jóvenes se enamoran de ti» (Cant 1,2-3).

  
«Llévame contigo: ¡corramos! El rey me introdujo en sus habitaciones: ¡gocemos y alegrémonos contigo, celebremos tus amores más que el vino! ¡Cuánta razón tienen para amarte!» (Cant 1,4).

«Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola» (Cant 2,14).

«¡Ven, amado mío, salgamos al campo! De madrugada iremos a las viñas, veremos si brotan las estepas, si se abren las flores, si florecen las granadas... Allí te entregaré mi amor. Las mandrágoras exhalan su perfume, los mejores frutos están a nuestro alcance: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti» (Cant 7,12-14).
 
«Yo bajé al jardín de los nogales, a ver los retoños del valle, a ver si brotaba la viña, si florecían los granados... Y sin que yo me diera cuenta, me encontré en la carroza con mi príncipe» (Cant 6,11-12).
 
«Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada. Tus brotes son un vergel de granadas, con frutos exquisitos: alheña con nardos, nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores perfumes» (Cant 4,12-14).

«¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, detrás de tu velo. Tus cabellos, como un rebaño de cabras que baja por las laderas de Galaad. Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril. Como una cinta escarlata son tus labios y tu boca es hermosa. Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo» (Cant 4,1-3).

«¡Qué hermoso eres, amado mío, eres realmente encantador! ¡Qué frondoso es nuestro lecho! Las vigas de nuestra casa son los cedros y nuestro artesonado, los cipreses» (Cant 1,16-17).

«¡Vuelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!» (Cant 7,1).

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