La llamada "oración simple" expresa con sencillez el deseo de trabajar por la paz y por la concordia, pensando en los demás antes que en uno mismo. De alguna manera, recuerda las enseñanzas de Jesús, que dicen que quien guarda su vida para sí, la pierde, pero que quien entrega la vida por amor a los demás, la gana.
Aunque la mayoría de la gente piensa que fue escrita por san Francisco de Asís, ya he explicado otras veces que es un texto de principios del siglo XX, que al principio se titulaba "Oración al Sagrado Corazón de Jesús". De hecho, en este precioso vídeo del grupo chileno "Canto católico" (y en otros de youtube) la llaman "oración de san Francisco".
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tristeza, ponga yo alegría;
donde haya tinieblas, ponga yo luz.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
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