llevando a Pedro, Santiago y Juan,
y allí lo vieron transfigurar.
Todo su rostro se iluminó
y su vestido resplandeció
con blanca luz más fuerte que el sol.
En gloria vieron hablándole
de un lado a Elías y a otro a Moisés.
Y Pedro dijo: “¡Qué bien estamos!,
haré tres tiendas: Una a Elías,
otra a ti y la otra a Moisés”.
Mas no sabía lo que decir,
temor sentían de estar allí.
Y LOS CUBRIÓ UNA NUBE EN LA QUE SE OYÓ:
“ESTE ES MI HIJO AMADO, ESCÚCHENLO”.
Y JESÚS A SOLAS CON ELLOS QUEDÓ
Y SU SECRETO LES ENCOMENDÓ.
Cumplido el tiempo, en Getsemaní
pide a ellos mismos orar allí,
mientras con sangre suda al pedir:
“Si quieres Padre aparta de mí
el cáliz que me va a consumir,
mas beberé si has dispuesto así”.
La luz que el mundo a cruz condenó
y sus vestidos manchó en dolor,
aún con el rostro desfigurado
la nueva alianza nos ha entregado
y Dios Padre lo exaltó.
Pues si el Tabor quieres contemplar,
hay un Calvario por superar.
Y LOS CUBRIÓ UNA NUBE EN LA QUE SE OYÓ:
“ESTE ES MI HIJO AMADO, ESCÚCHENLO”.
Y JESÚS A SOLAS CON ELLOS QUEDÓ
Y SU SECRETO LES ENCOMENDÓ.
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