Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 11 de noviembre de 2024

Roma antigua en 22 fotos


Dicen que "todos los caminos llevan a Roma" ("Omnes viae Romam ducunt"). Hoy hay "caminos" por tierra, mar y aire que nos conducen a cualquier lugar del mundo, pero hace 2000 años, más de 80.000 kilómetros de calzadas romanas llegaban a la ciudad por alguna de las 380 vías principales del Imperio. La más famosa de todas es la "Vía Appia Antica", que desde el siglo IV a. C. llevada desde la capital al puerto de Brindisi, el principal para unir Italia con Grecia y el Medio Oriente. Era conocida como "la reina de las calzadas romanas" ("VIA APPIA, REGINA VIARUM"). A sus lados hay numerosos restos de villas, ninfeos, monumentos funerarios, catacumbas y otros restos arqueológicos. Es patrimonio de la humanidad desde el año 2024.

Los orígenes mitológicos de Roma van unidos a la loba Luperca, que amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de la Urbe el año 753 a. C. La escultura de bronce de la "loba capitolina" ("LUPA CAPITOLINA"), tradicionalmente considerada como escultura etrusca, se conserva a un lado del capitolio (edificio histórico del ayuntamiento de Roma) y es el símbolo de la ciudad, del equipo de fútbol ""La Roma") y de numerosas instituciones y organismos ligados a la ciudad.

La ciudad histórica está rodeada por varios conjuntos de murallas. Las más famosas son las "murallas aurelianas", mandadas construir por el emperador Aureliano a partir del año 270, con una altura de entre ocho y dieciséis metros, y entre tres y cuatro metros de grosor. Se conservan doce kilómetros y medio de los diecinueve originales. Esta es la famosa puerta de san Sebastián. También se conservan restos de las "murallas romuleanas" (siglo VIII a. C.), las "murallas servianas" (siglo IV a. C.), las murallas leoninas (siglo IV d. C.), las murallas vaticanas (siglo XVI) y las murallas gianicolenses (siglo XVII).

El centro de la ciudad, donde se encontraban los principales edificios administrativos, templos, mercados y arcos de triunfo, era el foro ("FORUM MAGNUM"), que conserva restos de construcciones desde el siglo VIII a. C. al siglo VII d. C. Allí tenían lugar las principales procesiones, elecciones, juicios, combates de gladiadores, tomas de decisiones del senado, etc.

En el foro, escondido entre ruinas de numerosos edificios históricos, está el "ombligo de la ciudad" ("UMBILICUS URBIS ROMAE"). Tanto en Mesopotamia como en Grecia, México y otras capitales de imperios antiguos se tenía un lugar considerado "ombligo del mundo, centro del universo", por lo que no debe extrañarnos que los romanos también lo tuvieran. En Roma, dentro del gran pozo, que estaba protegido por un elegante edificio, se depositaban las primicias de las cosechas, además de un puñado de tierra de cada nueva región conquistada.

Junto al foro (y dominándolo desde lo alto) está el "Palatino" ("COLLIS PALATIUM"), una de las siete antiguas colinas de Roma, en la que se levantaban las residencias de los emperadores. Los yacimientos arqueológicos recogen construcciones desde el año 1000 a. C. en sus dos kilómetros de longitud. La palabra "palacio" proviene de esta colina romana. Según la mitología romana, en una cueva que se conserva debajo del palacio de Augusto en ese monte estaba la cueva en la que vivía la loba Luperca, que amamantó a Rómulo y Remo.

La residencia imperial más famosa no se encuentra en esa colina, sino en otra cercana, la "colina del Oppio". Se trata del palacio de Nerón (la "DOMUS AUREA"), de unas 50 hectáreas, con edificios revestidos de mármoles, mosaicos, piedras preciosas y marfil. Como Nerón era tan odiado, su palacio fue abandonado, sobre la piscina privada del emperador se construyó el Coliseo, unos 3 kilómetros cuadrados del palacio se reutilizaron para construir las termas de Tito y otros tantos para las termas de Trajano, además de varios templos. Hoy pueden visitarse varias de las estancias, que habían quedado sepultadas bajo los otros edificios.

En la zona de la domus aurea, el palatino y el foro se encuentra el Coliseo o "anfiteatro Flavio", construido en el siglo I de nuestra era sobre la piscina del palacio de Nerón. El nombre le viene precisamente de una grandiosa estatua de bronce de 31 metros de altura (un "coloso") del emperador Nerón, que había al lado. El coliseo podía acoger a 65.000 espectadores para gozar de los espectáculos públicos: ejecuciones, recreación de batallas, naumaquias (batallas sobre agua) y, sobre todo, luchas de gladiadores entre sí o con fieras. Estuvo en uso hasta el siglo VI. Después fue utilizado como refugio, fortaleza, residencias y cantera para extraer material, hasta que fue declarado santuario en recuerdo de los mártires en el siglo XVII. Es el monumento más visitado de Roma, ya que recibe más de doce millones de turistas al año. Allí reza el papa el Vía Crucis cada Viernes Santo.

Restos del teatro de Marcelo, construido por Julio César y Augusto en el Campo de Marte, entre el río Tíber y el Campidoglio. Sirvió de modelo para todos los edificios similares que se construyeron a partir de entonces en todo el territorio del Imperio romano. Tenía capacidad para acoger 20.000 espectadores y estuvo en uso desde el año 17 a. C. al menos hasta el siglo V. Después se transformó en fortaleza, con casas y tiendas.

En nuestros días, el circo máximo solo es una inmensa explanada en el valle que separa la colina palatina y el monte Aventino. En su tiempo de máximo esplendor tuvo 621 metros de longitud y 118 metros de anchura. En el edificio cabían entre 150.000 y 250.000 espectadores, ya que era el mayor centro de espectáculos del antiguo Imperio. En su arena tenían lugar las carreras de cuadrigas y otros deportes, incluso ejecuciones públicas. Según la tradición romana, Rómulo inició allí la celebración de las fiestas "consualias", en las que se reunían las poblaciones de alrededor para practicar deportes (más o menos, el equivalente romano de las olimpiadas griegas). Durante una de esas celebraciones tuvo lugar el famoso "rapto de las sabinas".

El coloso de Nerón no ha llegado a nosotros, pero sí varias partes del de Constantino, lo que ha permitido a una fundación española (la "Factum Foundation", que se dedica a realizar réplicas de obras de arte famosas) realizar una reconstrucción de 13 metros de altura, que se encuentra en la Villa Caffarelli, detrás de los museos capitolinos.

Este es uno de los pies originales del coloso de Constantino, con una poco respetuosa paloma posada encima.

En la zona del foro y del coliseo se conservan los arcos triunfales de Tito (año 90 d. C.), Settimio Severo (año 202) y Constantino (año 315). Llegó a haber 36 en la ciudad. Esta foto es del menos conocido arco de Jano al Velabro, el único con cuatro caras, construido en el siglo IV con elementos precedentes.

Una de las fuentes más famosas de la antigua Roma estaba cerca del templo de Isis en el Campo Marzio. De las escamas de una gran piña de bronce, de cuatro metros de alta, manaban chorros de agua. Hoy se conserva en uno de los patios de los museos vaticanos.

Para llevar el agua a la ciudad había 11 acueductos de entre 16 y 100 kilómetros de longitud, que llevaban agua a las casas, a las más de 1300 fuentes públicas, a las fuentes ornamentales, 900 piscinas y 11 termas. Los ostrogodos los destruyeron en el siglo VI. Algunos volvieron a restaurarse hasta el siglo XVI. Plinio el Viejo escribió en el siglo I: "Quien considere la distancia desde donde viene el agua, los conductos que se han construido, las montañas que han sido perforadas y los valles que se han atravesado deberá reconocer que nunca ha existido en todo el mundo algo tan maravilloso". Las ruinas de varios de estos acueductos se conservan en un bellísimo parque arqueológico llamado precisamente "parque de los acueductos" en la zona de la Vía Apia.

De los once complejos termales que había en la ciudad, el segundo más grande eran las termas de Caracalla, construidas a principios del siglo III, que recibían diariamente entre seis y ocho mil personas. Estuvieron en uso hasta el año 537, en que los godos destruyeron el acueducto que las abastecía. Durante siglos se usaron como cementerio, huertos y jardines. De entre sus ruinas se extrajeron tantas esculturas, lámparas, camafeos y otros objetos, que en el siglo XVI se creó el museo Farnesio para exponerlos. 

Si son impresionantes los acueductos de época imperial, no lo son menos las alcantarillas, especialmente la "cloaca máxima", construida en el siglo VI a. C., que sigue funcionando hasta el presente. Se encuentra a unos 12 metros bajo el nivel de las calles actuales y tiene una altura de 3 metros, extendiéndose por muchos kilómetros hasta desembocar en el río Tíber.

El edificio mejor conservado de la antigua Roma es el Panteón de Agripa (aunque el edificio actual fue construido por Adriano hacia el año 120, ya que el anterior sufrió un incendio) , con un pórtico de columnas de granito de más de 14 metros de altura, llevadas a Roma desde Egipto, y el interior de forma circular con un óculo central abierto de 9 metros de diámetro. Hasta el presente, sigue siendo la cúpula de hormigón más grande del mundo. Mide 43 metros de altura y 43 metros de diámetro. En origen, estaba dedicado a todos los dioses y en su interior se conservaban las estatuas de los dioses de las regiones conquistadas por Roma. Las puertas son las originales, de bronce. Miden 7,6 metros de alto y 2,3 metros de ancho, y pesan 8,5 toneladas, pero están tan equilibradas, que una sola persona puede abrirlas y cerrarlas sin dificultad. También la cerradura y llave son las originales, quizás las más antiguas en uso en todo el mundo. En el siglo VII se convirtió en templo cristiano en honor de la Virgen María y de los mártires. Aparte de las basílicas mayores, es la única iglesia de Roma que tiene capítulo de canónigos.  En su interior, además de numerosas obras de arte, se conservan las tumbas de Rafael Sanzio, Aníbal Carracci y los primeros reyes de la Italia unificada.

Uno de los monumentos que más llaman la atención en Roma es la pirámide de Cayo Cestio, que se encuentra junto a la puerta de san Pablo y al cementerio protestante. Se construyó en el siglo I a. C. como monumento fúnebre para este magistrado. La base mide 30 metros por cada lado y la altura, 36 y medio. En la inscripción dedicatoria se explica que tardaron en construirla 330 días. En la antigüedad, hubo otras en la ciudad de Roma, pero solo se conserva esta.

Las tumbas monumentales en Roma son numerosas, pero ninguna tan grande y famosa como el mausoleo de Adriano, del siglo II d. C., el actual "castel Sant'Angelo", junto al río Tíber, muy cerca de la basílica de san Pedro en el Vaticano. Era una isla, unida a la ciudad por el puente Elio, que se construyó a propósito para permitir el acceso. Con el paso de los siglos fue fortaleza, refugio de los papas, sede del archivo y del tesoro, tribunal y cárcel. Recibe más de un millón de turistas cada año.

Restos de antiguos edificios se encuentran incorporados en otros posteriores, como en esta iglesia de san Nicolás "in carcere", cerca del antiguo foro boario.

Entre los años 1935 y 1971, el arquitecto Italo Gismondi y el artesano Pierino Di Carlo realizaron una detallada y enorme maqueta de la antigua Roma, consultando todas las fuentes antiguas para situar cada edificio. Hoy se conserva en el museo de la civilización romana en el EUR.

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Les recuerdo que el próximo año será «año jubilar». Cumpliendo con la antigua tradición de peregrinar a Roma, la diócesis de Osma Soria realizará una preciosa peregrinación del 13 al 19 de octubre de 2025. La presidirá nuestro señor obispo y se encargará de las explicaciones históricas, culturales y religiosas el padre Eduardo Sanz de Miguel, delegado diocesano de peregrinaciones.

Quienes lo deseen, podrán continuar la peregrinación hasta el 27 de octubre, visitando Nápoles, Bari, San Giovanni Rotondo y otros lugares de interés en el sur de Italia.

3 comentarios:

  1. Gracias, P. Eduardo por esta exhaustiva exposición de la Roma Antigua, que me recuerdan antiguas peregrinaciones. Un abrazo.

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  2. Con todas estas exposiciones crecerá el entusiasmo por visitar Roma, maravillosa ciudad.

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  3. Muchas gracias Padre Eduardo, por esta enseñanza. La historia siempre es interesante, sobre todo si es el comienzo del catolicismo.

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