Esta impresionante antífona medieval se cantaba antes y después del cántico del anciano Simeón algunos días en el rezo de completas, como última oración del día. Aquí está cantada por un coro francés, como parece que se entonaba en la antigüedad, a partir de unos manuscritos del siglo XII del archivo del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Esta es la traducción al español:
En mitad de la vida estamos en la muerte.
¿En quién podemos encontrar ayuda,
sino en ti, Señor,
que por nuestros pecados
estás justamente enojado?
Santo Dios,
santo fuerte,
santo y misericordioso Salvador,
líbranos de la amarga muerte.
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén».
Se repite la antífona.
***
Este es el texto en latín:
Media vita in morte sumus.
Quem quaerimus adjutorem
nisi te, Domine,
qui pro peccatis nostris
juste irasceris?
Sancte Deus,
sancte fortis,
sancte et misericors Salvator:
amarae morti ne tradas nos.
«Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace: Quia viderunt oculi mei salutare tuum, quod parasti ante faciem omnium populorum: Lumen ad revelationem gentium, et gloriam plebis tuae Israel».
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