En la noche busqué el amor de mi alma,
en mi árido jardín él hizo su morada;
con perlas de rocío cubrió él mi cabeza,
mi alma está bella, mi bien amado llega.
Ven, amada mía,
ven a mi jardín.
El invierno ya pasó
y las viñas en flor
exhalan su frescor.
¡Ven a mi jardín!
Habla mi bien amado, atisba en la ventana.
El fruto está maduro, mi alma está presta.
Espero su llamado pidiéndome abrir;
arrulla la paloma, mi bien amado llega.
Ven, amada mía,
ven a mi jardín.
El invierno ya pasó
y las viñas en flor
exhalan su frescor.
¡Ven a mi jardín!
Preciosa manera de comenzar la semana. Gracias, padre Eduardo.
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