CARMELITANA
Virgen del Carmen, hoy quiero
a tus pies arrodillado,
muy contrito y humillado,
seguir tu santo sendero
y ser un fiel escudero
de tu noble cofradía.
A Dios le pido este día
un favor extraordinario:
morir con tu escapulario
CELESTE DON
Oh hermosura del Carmelo,
Virgen del Carmen bendita,
vengo a hacerte la visita
con devoto y santo anhelo.
Si, Madre, tú desde el cielo,
en divina aparición,
nos diste el celeste don
de tu santo escapulario,
fiel escudo y relicario
de la eterna salvación.
DESEOS CARMELITANOS
¡Con cuanto amor y alegría
Virgen del Carmen, te canto!
Y es que yo te quiero tanto
que día y noche estaría
rezando en tu compañía,
con fervor extraordinario,
la Salve, el Santo Rosario
y también la Letanía.
¡Envuélveme, Madre mía,
en tu santo escapulario!
HERMOSURA DEL CARMELO
¡Oh hermosura del Carmelo,
Virgen del Carmen bendita,
deja que yo me derrita
de amor y de santo anhelo!
Tú eres todo mi consuelo,
mi dicha y felicidad.
Tu cariño y tu bondad
inundan mi corazón
y te digo en mi oración,
que te quiero de verdad.
BLANCA FLOR DEL CARMELO
Oh blanca flor del Carmelo,
no me canso de decirte
mil piropos y pedirte
que seas luz y consuelo
y que nos lleves al cielo,
rezando el santo rosario.
Yo soy un viejo terciario
de tu extensa cofradía;
envuélveme, Madre mía,
con tu santo escapulario.
TU SANTO ESCAPULARIO
Virgen del Carmen, quisiera
a tus plantas prosternado,
llorar mi mal, mi pecado,
borrando de esta manera
con una oración sincera
mis culpas, y de esta suerte,
subir hasta el Cielo a verte
envuelto, como sudario,
con tu Santo Escapulario
en la hora de mi muerte.
El autor de los poemas es José María Zandueta Munárriz (1915-2005).
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