sábado, 11 de noviembre de 2023
Las vírgenes prudentes y las necias. Domingo 32 del Tiempo Ordinario, ciclo "a"
El evangelio de la misa del domingo 32 del Tiempo Ordinario, ciclo "a", habla de 5 vírgenes prudentes, que prepararon sus lámparas y el aceite, y de 5 vírgenes necias, que olvidaron el aceite y pidieron a las sensatas que les dieran del suyo (Mateo 25,1-13).
Muchas veces me he encontrado con gente que se queda sorprendida porque las vírgenes sensatas no quisieron compartir, por lo que les parecen egoístas.
Siempre tengo que decir lo mismo: No hay que hacer una interpretación literal del texto, ya que las parábolas sirven para hacernos reflexionar. La clave de interpretación está en las palabras finales: "Velad, estad preparados para acoger al esposo que viene, tened los ojos abiertos para descubrir su presencia".
En este sentido, el aceite (que representa la fe y el amor) no se puede pedir prestado, sino que es el fruto de una actitud del corazón. Si yo no lo tengo, nadie me lo puede dar. Pueden orar por mí, pueden ayudarme, pueden darme un consejo, pero si yo no me abro personalmente a la gracia de Dios, si yo no lo acojo a él en mi vida, de nada me sirve lo que hagan los otros.
Cada uno está llamado a tener su lámpara preparada y encendida, pero eso no se improvisa. Las muchachas necias, aparentemente no hicieron nada malo. Y, sin embargo, quedaron excluidas del banquete.
No basta con no hacer el mal; tenemos que hacer el bien, tal como se ve en las dos parábolas que vienen a continuación en el evangelio de Mateo (y que leeremos los dos próximos domingos).
La primera nos dice que somos responsables de los talentos recibidos, por lo que tenemos que hacerlos fructificar (Mateo 25,14-30).
La segunda añade: "Tuve hambre y no me disteis de comer, estuve desnudo y no me visitasteis..." (Mateo 25,31-46).
Si leemos las tres parábolas juntas, nos daremos cuenta de que ese es el aceite que se va acumulando en la alcuza.
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