San Pedro de Alcántara:
¡Oh amado de mi alma!
¡Oh dulzura de mi corazón!
¡Oh sumo deleite mío!
¡Oh fortaleza mía, ayúdame;
guíame, luz mía,
suma suficiencia mía!
Santa Teresa de Jesús:
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión
del amor, en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
San Pedro de Alcántara:
Prepara, Dios mío, prepara,
una agradable morada para ti en mí.
¡Oh!, ¿cuándo será esto?
¡Oh! ¿cuándo, me harás un espíritu contigo, suma suficiencia mía?
Santa Teresa de Jesús:
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida,
qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros,
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
San Pedro de Alcántara:
¡oh, amable principio mío,
oh, dulzura de mi corazón,
mi refugio y alegría;
vida del alma mía;
descanso alegre de mi espíritu
¡Oh Señor, toda mi esperanza,
suma suficiencia mía!
Santa Teresa de Jesús:
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es perderte a ti
para mejor a él gozarle?
Quiero, muriendo, alcanzarte
pues a él solo es al que quiero,
y muero porque no muero.
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