Hoy concluye el año civil. Con ese motivo les presento una pequeña reflexión bíblica:
El libro del Eclesiastés o Qohélet afirma que la verdadera sabiduría consiste en discernir en cada momento lo que toca hacer o padecer y llevarlo en paz, ya que «hay un tiempo para cada cosa»:
«Todo tiene su momento oportuno;
hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
un tiempo para nacer, y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar;
un tiempo para matar, y un tiempo para sanar;
un tiempo para destruir, y un tiempo para construir;
un tiempo para llorar, y un tiempo para reír;
un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto;
un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse;
un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir;
un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar;
un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser;
un tiempo para callar, y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar, y un tiempo para odiar;
un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz» (Ecl 3,1-8).
Si acertamos a hacer en cada momento lo que toca, podremos ser felices y viviremos con intensidad y en paz los acontecimientos de cada día.
San Juan de la Cruz dice que la verdadera espiritualidad consiste en «actuar como actuaría Cristo si tuviera mi edad, mi condición y se encontrara en las circunstancias en las que yo me encuentro».
Cada uno de nosotros se encuentra en unas circunstancias concretas y le toca vivir unas experiencias particulares. Sean las que sean (alegres o tristes), intentemos vivirlas con paz, sabiendo que hay un tiempo para cada cosa.
Yo he vivido los últimos diez días entre el convento y el hospital, ya que tenía a mi madre ingresada, pero ayer por la tarde le dieron el alta, por lo que ya está en su casa, gracias a Dios.
Lo importante no son nuestros proyectos, sino que vivamos cada momento unidos a Cristo, el único que no pasa, porque siempre permanece fiel a su amor.
Saber discernir lo que tenemos que hacer en cada momento y descubrir la presencia del Señor en todos los acontecimientos, esa es la verdadera sabiduría.
Les invito a dar gracias a Jesucristo, alfa y omega, principio y fin, Señor del tiempo y de la historia, por todo lo bueno que hemos vivido en el año que termina, a pedirle perdón por todo lo que no hemos hecho bien y a poner en sus manos el año que estamos a punto de empezar, para que toda nuestra vida transcurra bajo su mirada.
¡Feliz año nuevo a todos los lectores de mi blog. Dios les bendiga!
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