El día 15 hicieron su consagración a Dios los tres novicios que han pasado el último año en el Desierto de las Palmas. En septiembre, si Dios quiere, vendrán dos más. Yo he tenido la suerte de acompañarlos estos días de ejercicios espirituales y en el momento de sus votos. Ya he regresado a mi convento de Soria. He dedicado muchas entradas a hablar de este precioso lugar; hoy les comparto cómo viven una jornada cotidiana en esta casa.
Los frailes se levantan temprano y se encuentran en la iglesia a las 7,00 de la mañana, para orar en silencio. Antes de desayunar o de realizar cualquier otra actividad, se ponen en presencia del Señor del día y de la noche, rezan el ángelus, invocan al Espíritu Santo y hacen una hora de oración silenciosa.
A las 8 de la mañana celebran la misa con laudes y hacia las 9, más o menos, se dirigen a desayunar. El desayuno es un acto informal, que dura poco. Cada uno se sirve lo que considera oportuno (café, leche, fruta, pan, galletas, mermelada y cosas por el estilo) y después friega la taza, plato y cubiertos que ha usado.
El resto de la mañana se dedica trabajar, cada uno en sus ocupaciones: limpiar y preparar el comedor o la sacristía, ordenar la biblioteca, atender a los huéspedes del centro de espiritualidad, etc. El trabajo se desarrolla en ambiente de recogimiento, procurando que sea una prolongación de la oración. Los novicios tienen clases con el padre maestro o con algún profesor invitado.
A las 13,40 la comunidad vuelve a juntarse para rezar el oficio de lectura, el examen de conciencia y el ángelus.
A las 14,00 tienen el almuerzo en común, friegan juntos los cacharros, recogen la cocina y pasan un rato de encuentro en la sala de estar para dar una ojeada al periódico, ver las noticias o compartir los acontecimientos de la jornada. A las 15,00 hay un tiempo de silencio, en el que cada uno se retira a su habitación.
A las 16,30 se reza la hora intermedia y las preces carmelitanas. Después, la tarde se dedica normalmente a la lectura espiritual, al estudio, a preparar charlas o clases y a terminar los trabajos que han quedado pendientes por la mañana.
A las 19,45 horas se cantan vísperas en la iglesia y, después de invocar al Espíritu Santo, sigue un tiempo de oración silenciosa hasta las 21,00, en que la comunidad se dirige al refectorio para la cena. Después de cenar, fregar los cacharros y recoger la cocina, pasan otro rato juntos en la sala de estar, conversando y compartiendo las noticias y acontecimientos de la jornada.
A las 22,15 se reza completas, la última oración del día, se canta una antífona a la Virgen María y cada uno se retira a su habitación.
Los domingos varían un poco: Laudes y oración de la mañana de 8,00 a 9,00, eucaristía a las 12,00 y adoración al Santísimo a las 19,30. Lo demás, igual.
A las 19,45 horas se cantan vísperas en la iglesia y, después de invocar al Espíritu Santo, sigue un tiempo de oración silenciosa hasta las 21,00, en que la comunidad se dirige al refectorio para la cena. Después de cenar, fregar los cacharros y recoger la cocina, pasan otro rato juntos en la sala de estar, conversando y compartiendo las noticias y acontecimientos de la jornada.
A las 22,15 se reza completas, la última oración del día, se canta una antífona a la Virgen María y cada uno se retira a su habitación.
Los domingos varían un poco: Laudes y oración de la mañana de 8,00 a 9,00, eucaristía a las 12,00 y adoración al Santísimo a las 19,30. Lo demás, igual.
Ya les he puesto fotos en otras ocasiones. Aquí van algunas más.
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