Hemos dedicado varias entradas a hablar del Cantar de los cantares, ¿cómo podríamos olvidarnos del bellísimo comentario de santa Teresa de Jesús? Ahí van algunos párrafos escritos por la gran santa de Ávila:
"Béseme el Señor con el beso de su boca, porque más valen tus pechos que el vino". He notado que parece que el alma está hablando con una persona y pide la paz a otro, porque dice: "Béseme con el beso de su boca" y luego parece que está diciendo a otro: "Mejores son tus pechos".
Esto no entiendo cómo es y no entenderlo me hace gran regalo; porque el alma no ha de mirar tanto las cosas que acá podemos alcanzar con nuestros entendimientos tan bajos, como las que en ninguna manera se pueden entender.
Y así os encomiendo mucho que cuando leáis algún libro y escuchéis sermón o penséis en los misterios de nuestra sagrada fe, lo que buenamente no podáis entender, no os canséis ni gastéis el pensamiento. Cuando el Señor quiere darlo a entender, su Majestad lo hace sin trabajo nuestro.
Sé de una persona [habla de sí misma] que estuvo muchos años con grandes temores y nada le daba paz hasta que el Señor fue servido que oyese algunas cosas de los Cánticos y en ellas entendió que su alma iba por buen camino, porque conoció que el alma enamorada puede pasar por su Esposo todos esos regalos y desmayos y muertes y aflicciones y deleites y gozos.
"Béseme con el beso de su boca". ¡Oh, Señor mío y Dios mío, y qué palabra esta para que la diga un gusano a su Criador! ¡Bendito seáis Vos, Señor, que por tantas maneras nos habéis enseñado! Más ¿quién osara, Rey mío, decir esta palabra si no fuera con vuestra licencia? Es cosa que espanta.
Sé de una persona [habla de sí misma] que estuvo muchos años con grandes temores y nada le daba paz hasta que el Señor fue servido que oyese algunas cosas de los Cánticos y en ellas entendió que su alma iba por buen camino, porque conoció que el alma enamorada puede pasar por su Esposo todos esos regalos y desmayos y muertes y aflicciones y deleites y gozos.
"Béseme con el beso de su boca". ¡Oh, Señor mío y Dios mío, y qué palabra esta para que la diga un gusano a su Criador! ¡Bendito seáis Vos, Señor, que por tantas maneras nos habéis enseñado! Más ¿quién osara, Rey mío, decir esta palabra si no fuera con vuestra licencia? Es cosa que espanta.
Dirán que soy una necia, que no quiere decir esto, que tiene muchas significaciones, que está claro que no habíamos de decir esta palabra a Dios, que por eso es bien que estas cosas no las lean las gentes simples.
Yo confieso que tiene muchos entendimientos; mas el alma que está abrasada de amor no quiere ninguno sino decir estas palabras; sí, que no se lo quita el Señor: "Béseme con el beso de su boca".
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