Hoy se celebra la fiesta de la presentación del Señor en el templo de Jerusalén, a los cuarenta días de su nacimiento, popularmente conocida como "la Candelaria", por la procesión con velas que precede a la misa. En griego la llaman "Hypapante", que significa fiesta del "Encuentro" de Jesús con su pueblo. Les propongo dos poemas para este día:
El primero es de Jacinto Verdaguer (1845-1902)
Blanca como un cirio,
pura como un lirio,
la Virgen divina
al templo camina,
llevando en sus brazos
cual rayo de luz
al niño Jesús.
al niño Jesús.
Cuando Simeón
ve a Cristo en Sión
le toma y le mira,
y canta y suspira.
María: ¡qué espada
ve a Cristo en Sión
le toma y le mira,
y canta y suspira.
María: ¡qué espada
de pena y dolor
herirá tu amor!
La Virgen María,
después de aquel día,
miraba a Jesús,
entre dos ladrones,
herirá tu amor!
La Virgen María,
después de aquel día,
miraba a Jesús,
entre dos ladrones,
clavado en la cruz.
El segundo es de Gerardo Diego (1896–1987), que glosa una estrofa de Calderón (1600-1681)
Este blanco vellón leve
que al hielo esta noche estuvo
tanta sed de nieve tuvo
como si él no fuera nieve. (Calderón de la Barca)
En el templo entra María
más que nunca pura y blanca.
Luces del mármol arranca,
reflejos al oro envía.
Va el cordero entre la nieve,
la Virgen nevando al Niño,
nevando a puro cariño
este blanco vellón leve.
Las dos tórtolas que ofrece
ya vuelan y ya se posan.
Ana y Simeón rebosan
gozo del tiempo que crece,
que estalla, que está. No hubo
quien viendo el blanco alhelí
dijera -por ti, por mí-
que al hielo esta noche estuvo.
El segundo es de Gerardo Diego (1896–1987), que glosa una estrofa de Calderón (1600-1681)
Este blanco vellón leve
que al hielo esta noche estuvo
tanta sed de nieve tuvo
como si él no fuera nieve. (Calderón de la Barca)
En el templo entra María
más que nunca pura y blanca.
Luces del mármol arranca,
reflejos al oro envía.
Va el cordero entre la nieve,
la Virgen nevando al Niño,
nevando a puro cariño
este blanco vellón leve.
Las dos tórtolas que ofrece
ya vuelan y ya se posan.
Ana y Simeón rebosan
gozo del tiempo que crece,
que estalla, que está. No hubo
quien viendo el blanco alhelí
dijera -por ti, por mí-
que al hielo esta noche estuvo.
La Pureza -¡oh maravilla-,
quiere tornarse aún más pura,
y Jesús, de su blancura,
le baña frente y mejilla.
Tanto porfió que anduvo
cándido el aire de plumas;
tanto amor tuvo de espumas,
tanta sed de nieve tuvo.
Ya ha cesado la nevada;
y el Niño tan blanco, blanco,
oye que va a ser el blanco
de contradicción, la espada,
¡ay!, para su Madre y mueve
hacia ella sus ojuelos,
regalando desconsuelos
como si él no fuera nieve.
quiere tornarse aún más pura,
y Jesús, de su blancura,
le baña frente y mejilla.
Tanto porfió que anduvo
cándido el aire de plumas;
tanto amor tuvo de espumas,
tanta sed de nieve tuvo.
Ya ha cesado la nevada;
y el Niño tan blanco, blanco,
oye que va a ser el blanco
de contradicción, la espada,
¡ay!, para su Madre y mueve
hacia ella sus ojuelos,
regalando desconsuelos
como si él no fuera nieve.
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