viernes, 22 de febrero de 2019
Entrevista al padre Fernando Millán, o. carm.
Con motivo de la presentación de su último libro, titulado "Signos, gestos, guiños. Reflexiones sobre la vida religiosa de nuestros días", han hecho una interesante entrevista al padre Fernando Millán, superior general de los carmelitas de la antigua observancia, de la que tomo algunos párrafos.
¿Qué nos cuentas en este libro?
Es el resultado de cuatro años de colaboración con la revista "Vida Religiosa". Pretende ser una serie de signos, de anécdotas, de historias que puedan ayudar un poco a la vida religiosa de hoy. Después de once años como prior general, ya hay muchas experiencias acumuladas.
En esos años de general, has tenido que viajar mucho por el mundo...
La primera vez que fui a Indonesia, a la isla de Flores, llevaba mi discursito preparado sobre la terrible crisis de vocaciones que nos asola, etc. Entonces me di cuenta de que tenía delante de mí a 60 jóvenes con su hábito que pensarían "¿de qué está hablando este hombre?". Hay que tener mucho cuidado. Este es uno de los temas donde hay que estar atentos a no generalizar la situación europea.
Porque la catolicidad, al contrario de la uniformidad, es encontrar lo que nos une, con perspectivas muy distintas.
Sí, distintas sensibilidades. Yo creo que en esa tensión, entre unidad y diversidad, las órdenes religiosas nos jugamos mucho. Y no siempre es fácil. Pero es muy bonito ver cómo un mismo carisma se puede expresar de formas distintas, manteniendo lo esencial.
¿Es optimista el prior general del Carmen con el futuro de la orden?
Sí. Soy optimista-realista. Como podrás comprender, he visto problemas de todo tipo en estos años. Creo que ese equilibrio entre optimismo y realismo es muy importante.
Tienes aquí un pequeño libro sobre Tito Brandsma. Háblanos de él.
Es una figura muy poliédrica. Pero te cuento lo fundamental: fue un carmelita profesor de la Universidad de Nimega, de la que fue rector. También fue periodista; un periodista vocacional que reflexionó sobre el rol del periodismo.
Con la invasión de Holanda, poco a poco las medidas fueron más fuertes, y obligaron a la prensa católica a publicar las consignas antisemitas. Y a él, como representante del episcopado holandés, aunque no era obispo, le tocó lidiar con los periódicos católicos para decirles "esto no podéis publicarlo, hay que resistir como sea".
Esta actitud le llevó al arresto en enero del 42. Pasó por varias cárceles y campos de concentración y murió, en julio del 42, en el campo de Concentración de Dachau, al lado de Múnich.
¿Cuál es el futuro de la Orden del Carmen?
El futuro... Yo creo que vamos a vivir, en Europa, algo muy diferente; negar esto sería absurdo. Estamos oyendo que se cierran casas continuamente, que se unen provincias, etc.
Pero pienso que esto nos va ayudar también a resituarnos. Nos va a forzar a reinventarnos; como pasa hoy en la sociedad civil, en las empresas.
Nos va a ayudar a hacerlo, y a hacerlo teologalmente y espiritualmente. A preguntarnos como carmelitas qué nos pide el mundo de hoy. Nos va a obligar a repensarnos con mucha humildad, que yo creo que también es sinónimo de sabiduría.
Yo suelo decir que este es un tiempo fascinante para el que quiera ser religioso de verdad, porque hoy no hay prestigio social; es invertir en algo que no está de moda. Y el que de verdad quiera ser un religioso, comprometido y entregado, creo que tiene una ocasión estupenda.
Pueden leer la entrevista entera aquí.
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