martes, 22 de agosto de 2017
Pensamientos de santa Mariam Bawardy
Pensamientos de santa María de Jesús Crucificado recogidos en cuadernillos por sus hermanas carmelitas descalzas. Ella los expresaba en voz alta cuando estaba en éxtasis y ellas los ponían por escrito para que no se perdieran.
- Un día, sor María estaba tan maravillosamente extasiada que ya no se contenía y bailaba delante del sagrario, llamando a Jesús: «Simiente querida». Decía: «Simiente querida, ¡tú vienes todos los días a mí!... David bailaba delante del arca, ¡y yo bailo delante del sagrario! El Amor está ahí, el Amor está ahí. ¡El sagrario es más que el arca de la alianza!»
- «Todos aman al rico, le honran. El pobre es despreciado, no tiene nada pero si él es humilde… ¿A quién honra el Señor? ¡A la humildad! La humildad es dichosa, la humildad es feliz, está bien en todas partes, la humildad está satisfecha con todo. La humildad lleva en su corazón al Señor dondequiera que se halle. El orgullo deja todo fuera de sí, todo le aburre, le enfada, le decae. Todo indigna y todo aflige al orgullo; tiene angustia en este mundo y en el otro. ¡La humildad es el reino del corazón de Dios! Hay que trabajar para conseguirla, hay que sembrarla, para que Dios la dé. No solo hay que decir: “Dámela, Señor”, sino que hay que sembrarla y trabajarla».
- «El Señor me ha hecho ver el infierno y me ha dicho: “En el infierno hay todo tipo de virtudes, pero no hay humildad: y en el cielo, hay toda clase de defectos, pero no hay orgullo”. Es decir, Dios perdona todo a un alma humilde y no da importancia a la virtud que carece de humildad».
- «El Señor dice: “Estaré con los pequeños, no me gustan los grandes y no permitiré que los grandes habiten en mi casa”».
- «El ego pierde al mundo. Aquellos que ensalzan su ego llevan la tristeza y la angustia con ellos a todas partes. No podemos tener juntos a Dios y a nuestro ego… Si pensamos tanto en nosotros mismos no tenemos a Dios y, si tenemos a Dios, no tenemos el yo… No tenéis dos corazones, solo poseéis uno… Todo es éxito para aquel que no se fija mucho en sí mismo, todo le llena de dicha… Donde está el "yo", no hay humildad, ni dulzura, ni virtud alguna, y aunque rece o suplique, sus rezos no ascienden y no llegan a Dios… Aquel que no es egoísta tiene todas las virtudes, la paz y la dicha».
- «El Señor dice: “Si alguna vez falláis, humillaos rápidamente, el Señor os perdonará; pero si acusáis al prójimo, Dios no perdona”. Me gustaría que, antes de decir algo contra el prójimo, pusiéramos la mano en el fuego».
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