martes, 14 de septiembre de 2021
Exaltación de la Cruz (14 de septiembre)
Hoy se celebra la fiesta de la exaltación de la Cruz. Pero no existe solamente la cruz de Cristo, existe también nuestra cruz.
¿Cuál es esta cruz? Amigo, quiero decirte dos palabras a este propósito: Tenlo presente, la cruz que no te va bien es precisamente la tuya.
La cruz no es un vestido, ni un par de zapatos, que te deben venir a la medida. La cruz jamás va a la medida de tu gusto y de tus exigencias particulares. Desgarra, magulla, araña, arranca la piel, aplasta, doblega...
Y, sin embargo, no hay duda. Para que sea de verdad tuya, la cruz no debe irte bien. Por cualquier lado que la mires, la cruz nunca va bien.
Tampoco a Cristo le iba bien su cruz. No le fue bien la traición de Judas, el sueño de los apóstoles, la conjura de sus enemigos, la fuga de los amigos, las negociaciones de Pedro, las burlas de los soldados, el grito feroz del pueblo.
Esa cruz que te viene encima en el momento menos oportuno -una enfermedad que te pilla mientras tienes muchas cosas que hacer y que te echa por tierra un montón de proyectos- es la "tuya".
Esa cruz que nunca hubieras esperado -aquel golpe cobarde que te ha venido de un amigo, aquella calumnia que te ha dejado sin respiración- es "tu" cruz.
Esa cruz que te parece excesiva, disparatada, desproporcionada a tus débiles fuerzas -"es demasiado, no puedo más"- no pertenece a los otros: es la "tuya".
Al principio se te presentará como si te fuera extraña. Solo llevándola te darás cuenta de que esa cruz es "tuya". Se establecerá una familiaridad. Una familiaridad sufrida, pero justificada por el sentido que se descubre poco a poco, caminando. Y aun cuando el significado no aparezca claro, siempre está la fe que te invita a dejarte conducir de la mano de alguien que sabe.
Fe quiere decir simplemente saber que Él sabe, aun cuando tú estés a oscuras.
Adelante, pues, con esa cruz que no te va bien. Con la cruz que no está hecha a medida. Lo que cuenta no es que la cruz esté hecha a tu medida. Lo esencial es que tú seas a la medida de Cristo.
El texto fue escrito por Alessandro Pronzato y publicado en un libro de homilías titulado "El pan del domingo", Salamanca 1985.
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