Ayer tuve una jornada de convivencia con religiosos y religiosas de las distintas congregaciones presentes en El Cairo. Varios venían de otras ciudades. Incluso participaron algunas personas destinadas en Irak que se encontraban de paso en Egipto. Eran unas 120 personas.
Comencé comentando el primero de los Dichos de luz y amor de san Juan de la Cruz: «Siempre descubrió el Señor los tesoros de su Sabiduría y Espíritu a los mortales. Pero ahora que la malicia va descubriendo más su cara, más los descubre».
Nuestro Dios se manifestó en el pasado y se manifiesta en el presente. La palabra «contemplación» viene del griego «orao», que significa 'mirar' con atención para descubrir lo que hay más allá de las apariencias.
Como sucedió a los discípulos en la transfiguración, que supieron descubrir la gloria de Dios en la carne de Jesús, tenemos que aprender a descubrir la presencia de Dios en nuestra historia concreta.
Seguimos hablando de otros puntos de la espiritualidad carmelitana y terminamos con la celebración de la misa y un ágape fraterno.
No tengo palabras para dar gracias a Dios, que me permite vivir una experiencia tan rica de comunión en estas tierras.
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