Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 1 de octubre de 2025

Lo que agrada a Dios en mi pequeña alma. La teología de la pequeñez de santa Teresita


Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, "la santa más grande de los tiempos modernos", escribió en una carta a su hermana mayor, sor María del Sagrado Corazón, del 17 de sept de 1896: "Lo que agrada a Dios en mi pequeña alma es que ame mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su misericordia".
Luis Alfredo Díaz lo musicalizó para un disco suyo titulado "Mi vocación es e amor". Después ha hecho otras versiones. Esta es la original.

En estas palabras se recoge la teología de la infancia espiritual. Teresita invierte la lógica del esfuerzo humano buscando grandezas. Lo que ella ofrece a Dios no son sus méritos, sino la aceptación radical de su propia fragilidad y limitación. Al amar su "pequeñez", ella desarma cualquier pretensión de autosuficiencia y se coloca, con total vulnerabilidad, en las manos de Dios, como un niño.

Esta renuncia a la grandeza personal es la condición para la confianza absoluta. La "esperanza ciega" en la misericordia divina es el motor de su vida. No es una esperanza basada en la propia bondad o en las propias obras, sino en la fidelidad inquebrantable del Amor de Dios.

Ella sabe que, "cuanto más débil se es, sin deseos ni virtudes, tanto más cerca se está de las operaciones de este amor consumidor y transformante". 

La confianza no se basa en su propia santidad ("pues no me apoyo en mis méritos, que yo no tengo"), sino en la fidelidad inquebrantable del Amor Misericordioso de Dios, que es infinitamente más grande que todos los pecados y debilidades. Es una esperanza que se mantiene firme incluso en la noche de la fe, como la de un niño que se duerme confiado en los brazos de su Padre, sabiendo que su vida no depende de su propia fuerza, sino del brazo que lo sostiene.

Para Teresita, el camino hacia la santidad no es escalar una montaña de perfecciones, sino permanecer en el valle de la propia nada. Así, la infinita misericordia de Dios se puede derramar en ella sin obstáculos. Su grandeza radica precisamente en haber descubierto y vivido esta ley de la atracción espiritual: Dios no busca nuestras obras, sino únicamente nuestro amor. Este es el mensaje revolucionario que la hace merecedora de ser doctora de la Iglesia.

1 comentario:

  1. Muchísimas felicidades a todo el Carmelo, en está fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia, que nos transmite, como usted P. Eduardo bien señala, la aceptación de nuestra fragilidad y limitaciones y la confianza absoluta en Dios. Un abrazo.

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