La publicación de la encíclica Laudato Si' es un acontecimiento histórico, en el que el papa Francisco manda un fuerte mensaje sobre nuestra responsabilidad moral de cuidar la creación. En este texto, el santo padre escribe que los cristianos deben “darse cuenta de que su responsabilidad dentro de la creación, y su deber hacia la naturaleza y el Creador, son una parte esencial de su fe”.
Esta encíclica no gusta a los empresarios sin escrúpulos (especialmente a los de las grandes empresas petroleras) ni a los políticos que los protegen (algunos ya se han declarado en contra).
Y, sin embargo, todos conocemos ríos que se han secado, fuentes con el agua contaminada, suciedad amontonada en el campo...
La Biblia nos dice que Dios todo lo hizo bien: “Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gén 1,31).
También nos dice que Dios nos ha dado la tierra "para cuidarla", por lo que destruir la obra de Dios es un pecado: “El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara” (Gén 2,15).
En muchos lugares nos dice que hemos de ser conscientes de que nuestras elecciones tienen consecuencias, por lo que hemos de ser responsables: “He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes” (Dt 30,19).
El papa Francisco nos dice que no podemos seguir mirando para otro lado, sino que hemos de tomar decisiones responsables. Y eso es urgente: “En cuanto al cambio climático, hay un imperativo ético claro, definitivo e ineludible para actuar”.
Y también Benedicto XVI: “¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio climático? … En efecto, parece urgente lograr una leal solidaridad intergeneracional”.
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