domingo, 19 de abril de 2020

Material para el domingo segundo de Pascua


El domingo de la Octava de Pascua o de la divina misericordia se lee en misa el evangelio de la aparición de Cristo resucitado a los discípulos, a los ocho días de Pascua, cuando santo Tomás se encontraba con sus compañeros.

Hemos hablado de las celebraciones de este día en muchas ocasiones. A continuación recojo algunos enlaces, que se pueden abrir haciendo un click sobre los títulos.

- Jesús y Tomás: Reflexión sobre el evangelio de hoy, que cuenta el encuentro entre santo Tomás y Jesús resucitado (Jn 20,24-29). Jesús se revela a todos amablemente, a cada uno de una manera, adaptándose a su capacidad y a su ritmo. Tomás no busca como Magdalena o como Juan y Pedro y el Señor tampoco se le manifiesta de la misma manera que a ellos. No todos los medios son aptos para todos, pero para todos hay un medio y un tiempo que el Señor conoce. El evangelio enseña a confiar en que Jesús quiere revelarse a todos, incluso a los que hoy le rechazan.

- La bienaventuranza de la fe: En el evangelio de hoy escuchamos que Jesús dice a Tomás: "Dichosos los que crean sin haber visto" (Jn 20,29). Es la última de las "bienaventuranzas" que recogen los evangelios y la más importante, ya que habla de la fe, que da sentido a todas las otras. No debemos olvidar que la primera bienaventuranza de los evangelios también hace referencia a la fe. Es la que dirigió Isabel a la Virgen María: "Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá" (Lc 1,45). Así, los evangelios inician alabando la fe de María y concluyen invitando a todos a tener una fe profunda y sencilla como la suya. 

- Jesús está entre nosotros: Para seguir profundizando en la presencia de Jesús en medio de los cristianos que se reúnen para celebrar la eucaristía en su nombre. Con un precioso canto para la ocasión.

- El encuentro con Cristo resucitado: El primer día de la semana los discípulos tuvieron el gozo de que Jesús resucitado salió a su encuentro. Lo mismo sucedió a los ocho días. Siempre en domingo. Hoy, como entonces, Jesús resucitado viene a nuestro encuentro cada domingo y nos invita a ser personas de fe.

Señor mío y Dios mío. La primera lectura nos recuerda que los cristianos de los orígenes se reunían en las casas para la fracción del pan, que es como llamaban entonces a la eucaristía. Solo nos da dos características de cómo se realizaba el encuentro: «con alegría y sencillez de corazón». Debemos recuperar estas dos características para que nuestras misas sean más auténticas, más fieles a los orígenes.

- La duda de Tomás: El famoso cuadro de Caravaggio y obras contemporáneas inspiradas en él. Tomás, que ha pedido una prueba de la resurrección parece no atreverse a tocar ese cuerpo y es Jesús el que agarra su mano y la introduce en su herida. Tomás y los otros discípulos son como nosotros: personas rudas y descuidadas, envejecidas prematuramente por el sufrimiento, necesitadas de unas certezas que solo Jesús puede ofrecer.

- Santo Tomás en el arte contemporáneo: Más pinturas contemporáneas inspirados en el cuadro de Caravaggio.

¿Qué es la misericordia? La palabra «misericordia» viene del latín «miserum cor», que significa ‘corazón compasivo’. San Agustín dice que la misericordia es «cierta compasión nacida en nuestro corazón ante la miseria ajena, que nos impulsa a socorrerla, si podemos».

La misericordia en la Biblia. Cada vez que se habla de Dios, que es «compasivo y misericordioso», se indica que nos ama, nos protege y nos perdona porque ha decidido libremente hacerlo así y porque no puede hacer de otra manera, porque esa es su naturaleza, su identidad.

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