domingo, 20 de octubre de 2024

El cristianismo es servicio. Domingo 29 del Tiempo Ordinario, ciclo b


El evangelio que se lee el domingo 29 del Tiempo Ordinario, ciclo "b", nos recuerda (una vez más) que Jesús es el servidor de todos, que siempre acoge, perdona y ayuda a los demás. E invita a sus discípulos (una vez más) a parecernos a él, a ser acogedores y serviciales con todos.

En la sociedad vemos muchos ejemplos de personas orgullosas, soberbias, deseosas de mandar sobre los demás... y sabemos qué desagradables pueden llegar a ser.

Pero también vemos muchos ejemplos de personas serviciales, desinteresadas, humildes, siempre dispuestas a hacer un favor... A estas debemos imitar, con estas debemos juntarnos.

He profundizado en el mensaje del evangelio de hoy en estas entradas:

- El más grande en el reino de los cielos. El evangelio de hoy nos recuerda que Juan y Santiago querían sentarse "uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús" en su reino. Es decir, que querían ser ministros de economía y del interior... No debemos pensar que los discípulos de Jesús eran más egoístas o mezquinos que nosotros. Todos queremos ser tenidos en cuenta y respetados, todos deseamos una vida holgada y -si es posible- acomodada. Pero Jesús nos invita a no dejarnos guiar por la lógica del mundo, sino por la del servicio generoso y desinteresado. Él, que nos propone el camino y nos da ejemplo, nos consiga la fortaleza necesaria para ponerlo en práctica. Amén.

El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir. Los discípulos de Jesús confiesan que él es el «mesías», el consagrado de Dios, enviado para establecer el reinado de Dios en el mundo. El problema es que identificaban al mesías con un nuevo rey David y esperaban que expulsaría a los romanos y restablecería la autonomía de Israel, convirtiéndolo en un pueblo poderoso. Jesús les dice muchas veces que su propuesta es distinta, que él viene a servir, que quienes quieran ser los más grandes en su reino tienen que convertirse en los más pequeños, en los siervos de todos por amor. Pero este mensaje es demasiado difícil, por lo que no lo escuchan o lo olvidan rápidamente...

Razones para la esperanza. Estas mujeres han entendido bien lo que dice este evangelio y lo viven estupendamente. Menos mal que están ellas, que manifiestan el verdadero rostro del cristianismo; si no, ¡qué sería de nosotros!

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