martes, 9 de julio de 2024

9 de julio. Beata Juana Scopelli, o. carm.


Nacida en Reggio Lépidi (Italia), en 1428, en el seno de una familia pobre, a la muerte de sus padres, a los que cuidó con afecto, tomó el hábito carmelitano, viviendo primero en su casa y después en el monasterio que ella fundó en la misma ciudad el año 1452, afiliado a la congregación de la reforma mantuana. 

Allí ejerció el cargo de priora, siendo un ejemplo de oración, de austeridad y de entrega para todas las hermanas y para la gente de la ciudad, que acudía a ella en sus necesidades. Resplandeció en ella una especial devoción a la santísima Virgen María. Se cuenta que, en cierta ocasión, vio una paloma que llevaba en el pico una filacteria dorada con el texto de la Salve, que ella cantaba todos los días. 

Tenía una devoción especial a lo que llamaba "la túnica de la Virgen", que consistía en rezar quince mil avemarías, intercalando una Salve cada cien. Al terminar, cantaba siete veces el "Ave Maris Stella".

Tuvo muchas experiencias místicas. Por ejemplo, el día de Navidad sentía que la Virgen María ponía al Niño Jesús en sus brazos, el día de Pascua contemplaba la gloria de Cristo resucitado, que la coronó con una guirnalda de flores, etc. Murió en 1491. Clemente XIV aprobó su culto inmemorial en 1771.

Oración colecta. Señor Dios nuestro, que la beata Juana, tu fiel esposa, encienda en nuestros corazones aquel fuego de tu amor que encendió, para gloria de tu Iglesia, en sus hermanas vírgenes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Padre celestial, concédenos hacer nuestro el fruto de esta ofrenda, para que, imitando en su penitencia a la beata Juana, libres de la decrepitud del hombre viejo, recomencemos una vida nueva en continuo progreso espiritual.  Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración después de la comunión. Padre santo, que la comunión del Cuerpo de tu Hijo nos aparte de las cosas caducas, para que, a ejemplo de la beata Juana, crezcamos, a lo largo de la vida, en caridad sincera y podamos gozar en el cielo de la visión eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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