domingo, 13 de agosto de 2023
La fe nos permite caminar sobre las aguas. Domingo 19 del Tiempo Ordinario, ciclo "a"
El domingo 19 del Tiempo Ordinario, ciclo "a", se proclaman las siguientes lecturas en la misa:
Primera: Del libro primero de los Reyes (19,9-13). Elías, el "profeta de fuego", en un momento difícil de su vida peregrina al monte Sinaí para orar. Espera que Dios se le manifieste a él de la misma manera que a Moisés en el pasado, pero Dios ya no se revela en el fuego, en el huracán ni en el terremoto, sino "en la brisa suave" de la oración silenciosa.
Salmo 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Segunda: De la carta de san Pablo a los romanos (9,1-5). San Pablo abandonó las posturas integristas de los fariseos, que estaban apegados al cumplimiento minucioso de las leyes de Moisés. Él descubrió que Cristo nos trae la verdadera libertad, pero no se alejó de sus raíces judías, sino que siguió amando a su pueblo de origen y orando por sus hermanos de raza.
Evangelio: Mateo (14,22-33). Jesús subió al monte a solas para orar, porque necesitaba encontrarse "a solas con Dios solo". Después, el evangelio continúa con la narración de Pedro que camina sobre las aguas cuando se fía de Jesús, pero se hunde cuando se fía de sus fuerzas.
He comentado la primera parte de este evangelio en esta entrada:
- Jesús nos invita a orar con su ejemplo. Como el profeta Elías, que se retiró al monte para orar, como Jesús, que hizo lo mismo, como san Pablo, que oraba por los judíos y por todos los hombres, los cristianos tenemos que ser personas de oración. La oración es la ofrenda de nuestro tiempo y de nosotros mismos a Dios, sin necesidad de otras motivaciones fuera del amor. Cuando más ocupados estemos, cuando más nos cueste dejar todas las cosas para darle nuestro tiempo a Dios en la oración, más auténtica y valiosa será...
He comentado la segunda parte de este evangelio en esta entrada:
- Le entró miedo y empezó a hundirse. Cuando Pedro se fía de Jesús y pone en él su mirada, es capaz de superar todos los obstáculos y hasta de caminar sobre las aguas. Cuando Pedro se fía solo de sus propias fuerzas y comprueba que las dificultades son muchas, entonces se siente débil y se hunde en el mar. De todas formas, Jesús no permitió que Pedro se ahogara. En cuanto el discípulo gritó: "Señor, sálvame", Cristo intervino para sacarle del agua. La historia de Pedro es mi historia, es la historia de cada creyente. Cuando nos fiamos de Jesús, somos fuertes y podemos caminar sobre las aguas, cuando nuestra fe se debilita, nos hundimos, cuando clamamos al Señor, él interviene y nos saca de la angustia...
He recogido un canto de Luis Alfredo Díaz Britos, que pone música a este evangelio, en esta entrada:
- Ven a caminar sobre las aguas.
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