jueves, 25 de octubre de 2018

La alegría de orar


Como carmelita descalzo, he tenido ocasión de enseñar teología espiritual en varios centros y he impartido cursos sobre oración, mística y contemplación a públicos muy diversos. Es lo primero que se espera de alguien que se considera hijo de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz, y miembro de una Orden con tantos y tan importantes autores espirituales.

También he publicado varias obras sobre argumentos relacionados con la oración y la vida espiritual. Aquí recojo y reelaboro algunas de las enseñanzas que he desarrollado en los últimos veinticinco años, especialmente los contenidos de dos libros agotados hace tiempo:

- El arte de la oración, Madrid 2010.
- La oración de los cristianos. El Padre nuestro explicado con palabras sencillas, Santo Domingo 2013.

Quienes hayan leído esos textos verán que copio muchas de sus páginas, ampliándolas o resumiéndolas, según el caso, y enriqueciéndolas con nuevas reflexiones y argumentos.

De alguna manera, con este libro completo lo que publiqué en el titulado: La alegría de creer. El credo explicado con palabras sencillas (Burgos 20172). Tal como decía allí, en aquel escrito y en este «comparto lo que da sentido a mi existencia: la buena noticia de que Dios ha mandado al mundo a su Hijo Jesucristo para salvarme y que ha enviado a mi corazón el Espíritu Santo para que me convierta en hijo suyo; la certeza de que estas no son historias pasadas, porque Cristo está vivo y obra maravillas en cuantos se abren a su gracia; la esperanza de participar un día de su vida gloriosa».

En La alegría de creer hablo de los contenidos de la fe cristiana y comento cada una de las afirmaciones del credo, acompañándolas con poemas y reflexiones, y en La alegría de orar hablo de nuestra relación personal con Dios y comento cada una de las peticiones del Padre nuestro.

La oración tiene que ver con el amor y el lenguaje privilegiado del amor es la poesía, porque hay realidades que no pueden ser expresadas con palabras ordinarias. Este es el motivo por el que también aquí cito de vez en cuando a los poetas, especialmente a los místicos, que nos permiten vislumbrar con sus imágenes algo de lo que ellos han  experimentado. Algunas veces, incluso consiguen introducirnos en ellas o, al menos, despiertan en nosotros el noble deseo de alcanzarlas.

Es tradición en la Iglesia comenzar los encuentros de oración invocando al Espíritu Santo, para que él nos ayude a comprender la voluntad del Padre y nos fortalezca para cumplirla: «Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones». Pidamos al Espíritu que ilumine la lectura de este libro, para que nos sea provechosa y nos ayude en nuestra oración.

Tomado del prefacio de mi libro La alegría de Orar. El Padre nuestro explicado con palabras sencillas, editorial Monte Carmelo, Burgos 2018, ISBN: 978-84-8353-912-5. Tienen información sobre el mismo en la página de la editorial, que pueden consultar en este enlace.

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