martes, 10 de enero de 2017

Características del Tiempo Ordinario


Ya los antiguos sacramentarios recogían formularios para la celebración de la eucaristía en los domingos que no caían dentro de los ciclos de la manifestación del Señor o de su pasión-glorificación.

Con el pasar del tiempo, esos formularios se hicieron innecesarios, porque las memorias de los Santos y las celebraciones en sufragio de los difuntos fueron llenando todos los días del año. 

Además, al lado de las fiestas anuales de los Santos, cada día de la semana se dedicó a una memoria concreta: el lunes a los difuntos, el martes a los ángeles, el miércoles a san José, el jueves a la eucaristía, el viernes a la cruz, el sábado a María y el domingo a la Trinidad.

La reforma litúrgica reorganizó completamente el Tiempo Ordinario, en el que se unificaron los antiguos tiempos de después de Epifanía y de después de Pentecostés, y al que también se incorporó el anterior tiempo de Septuagésima. 

La actual estructura del Tiempo Ordinario ofrece una gran riqueza de contenidos escriturísticos y teológicos, como veremos en este capítulo.

Los libros litúrgicos postconciliares establecen con claridad las características de este tiempo, en el que destacan algunas novedades respecto a épocas anteriores:

- Los nuevos leccionarios (con su triple ciclo dominical y su doble ciclo ferial, anteriormente inexistentes). Con ellos se da respuesta a la petición del Vaticano II: «A fin de que la mesa de la Palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles, ábranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia de modo que, en un período determinado de años, se lean al pueblo las partes más significativas de la Sagrada Escritura» (SC 51). 

- La nueva serie de prefacios. Antes de la reforma, en las pocas ocasiones que no se celebraba la memoria de algún Santo, los domingos se repetía siempre el prefacio de la Santísima Trinidad y los días feriales un único prefacio común. Hoy disponemos de 10 dominicales y 9 feriales para el Tiempo Ordinario.

- Los formularios de antífonas y oraciones. Además de las misas dominicales y de las votivas, se propone una rica serie de misas para diversas intenciones, con fórmulas de oración por la Iglesia, sus ministros, sus fieles y por su misión evangelizadora, así como por la sociedad civil y sus diversas necesidades.

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