viernes, 9 de octubre de 2015

Novena a santa Teresa de Jesús. Día 4º Santa Teresa y la Sagrada Escritura


Oración preparatoria para todos los días. Dios Padre nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a santa Teresa de Jesús para enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección; concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina, para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Tú nos ofreces el ejemplo de su vida y la ayuda de su intercesión, para que animados por el testimonio gozoso de su experiencia, sigamos sin desfallecer el camino que ella nos señaló. Padre de misericordia, concédenos tu Espíritu para que podamos seguir las huellas de la Santa y gozar con ella de la Vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Reflexión. El amor de santa teresa por la Palabra de Dios fue proverbial. De un diálogo suyo con Cristo, nos transmitió estas palabras: “Todo el daño que viene al mundo es de no conocer las verdades de la Escritura con clara verdad” (Vida 40). A tenor de las citas de la Biblia que la santa hace en sus obras, podemos decir que ha conocido la mayor parte de la Sagrada Escritura. 

Hasta tal punto la Sagrada Escritura se convierte en el trasfondo de su obra y de su pensamiento que no hay libro suyo que no esté cuajado de citas. Del Antiguo Testamento ofrece más de 200 y 400 del Nuevo, citas que van del Génesis al Apocalipsis. Sus libros preferidos son: evangelios, cartas paulinas, Cantar de los cantares y los Salmos.

Invocaciones. Santa Madre Teresa, que escribiste: “Por una verdad de la Escritura hubiera dado la vida”, - ayúdanos a buscar la verdad en la Palabra de Dios, y a vivirla.

Santa Madre Teresa, que alimentaste tu oración en la Sagrada Escritura, - haznos lectores asiduos de la Palabra de Dios.

Santa Madre Teresa, que en el evangelio encontraste el mejor libro de oración, - ayúdanos a ahondar en el evangelio para caminar tras las huellas de Jesús.

Poema. Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí.
Cuando el corazón le di
puso en él este letrero:
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón.
Y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quítame, Dios, esta carga
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Solo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte, do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que solo me resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para mejor a él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a él solo es al que quiero,
que muero porque no muero.

Oración final para todos los días. Teresa de Jesús, escucha nuestra oración. Llegue hasta Dios la acción de gracias de la Iglesia por lo que has sido y has hecho, y también por lo que todavía haces y harás por el Pueblo de Dios, que te honra como maestra y doctora espiritual. Sea Dios nuestro Señor por siempre bendito y alabado en ti. Amén. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.

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