jueves, 27 de octubre de 2022
"Nada te turbe" con glosas del siglo XVII
El poema "Nada te turbe" es el más conocido de los que escribió santa Teresa de Jesús. Consta de una "letrilla" de nueve versos (que se conserva manuscrito de la santa) y de una glosa a cada uno de los versos, algo muy común en la época.
Este grabado antiguo no recoge las glosas tradicionales (Eleva el pensamiento, / al cielo sube; / por nada te acongojes, / nada te turbe // A Jesucristo sigue / con pecho grande, / y, venga lo que venga, / nada te espante....), sino otras:
Nada te turbe,
nada te espante.
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene
nada le falta.
¡Solo Dios basta!
Si en las tristezas
que te combaten
acaso alguna
te acongojare:
sé valerosa,
no te acobardes
que, si son humo,
las lleva el aire.
Por eso dijo
la Santa Madre:
Nada te turbe,
nada te espante.
Si ellas porfían,
como importunas,
a más combates
sé más robusta.
Dirás que hay noche;
lo sé, ¿más dudas,
que a su despecho
la luz madruga?
No ames ni temas
lo que no dura:
Todo se pasa,
Dios no se muda.
¡Oh!, qué risueña
es la mañana,
si asoma el día
lleno de gracia.
Sí, porque vibra
rayos, que apartan
las que antes eran
sombras del alma.
Así es; ten pecho,
aguarda, aguarda;
que la paciencia
todo lo alcanza.
La luz hermosa
de esta alborada,
luz, que no alteran
sombras opacas,
es Dios, que a impulsos
de afecto, calma,
cuando amanece,
nuestras borrascas.
Búscale ansiosa,
mira, si le hallas:
Quien a Dios tiene
nada le falta.
Si a tanta dicha
subes, repara,
que, aunque haya bienes,
Solo Dios basta.
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