Ya saben que ayer comencé una peregrinación por Tierra Santa (Jordania e Israel) con un grupo proveniente de distintos lugares.
El reino hachemita de Jordania tiene unos diez millones de habitantes, de los que la mitad vive en la capital, Amán.
El idioma oficial es el árabe y la religión oficial y mayoritaria es la musulmana, aunque hay libertad de culto. El sistema político es una monarquía parlamentaria, en la que el rey conserva amplios poderes (entre otras cosas, es el que nombra directamente a los senadores, a los jueces y al primer ministro).
A diferencia de los países de alrededor, no tiene petróleo, pero produce fosfatos y otros productos minerales. La principal fuente de ingresos del país es el turismo. También recibe importantes ayudas de la comunidad europea, el banco mundial y otros organismos internacionales, porque es un importante factor de estabilidad social en la zona, además de acoger a numerosos refugiados palestinos (más de dos millones) y sirios (más de un millón).
Durante los últimos 4.000 años ha pertenecido a los amonitas, hititas, egipcios, israelitas, asirios, babilonios, persas, griegos, nabateos, romanos, árabes, cruzados cristianos, mamelucos egipcios y turcos otomanos. Desde 1918 hasta 1946 formó parte de un protectorado británico.
Estuvo en guerra contra Israel en 1948 y en 1967 (en esa última perdió el dominio sobre Jerusalén y Cisjordania). Hoy está en paz con Israel y conserva el control sobre los lugares santos musulmanes de Jerusalén.
En el país hay varios lugares patrimonio de la humanidad o en espera de ser declarados: reservas naturales, castillos del desierto, lugar del bautismo del Señor y lugares arqueológicos, entre los que destacan Petra y Gerasa.
En Jordania hay en torno a un millón y medio de beduinos (“moradores del desierto”) nómadas y seminómadas, que combinan sus formas de vida tradicional con la atención a los turistas, a los que venden baratijas, cobran por tomarse el té con ellos, subirse a sus camellos o dormir en algunos campamentos que tienen organizados con ese fin.
Los últimos papas, desde Pablo VI hasta Francisco, han visitado el país como peregrinos.
“La Divina Providencia me ha traído a Jordania, tierra bendecida por la presencia de Moisés y Elías, donde el mismo Jesús enseñó e hizo milagros (cf. Mc 10,1; Jn 10,40-42), donde la naciente Iglesia fue testigo de la vida de muchos santos y mártires”. (Juan Pablo II)
“Estoy contento de poner los pies en Jordania, una tierra tan rica en historia, patria de civilizaciones antiguas, y profundamente llena de significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes. He venido a Jordania como peregrino para venerar los lugares santos que han tenido una tan importante parte en algunos de los acontecimientos clave de la historia bíblica. Sobre el Monte Nebo, Moisés condujo a su gente para echar una mirada a la tierra que se convertiría en su casa, y aquí murió y fue sepultado. En Betania más allá del Jordán, Juan Bautista predicó y dio testimonio de Jesús, a quien él mismo bautizó en las aguas del río que da el nombre a esta tierra. Jordania está desde hace tiempo en primera línea en las iniciativas dirigidas a promover la paz en Oriente Medio y en el mundo, alentando el diálogo interreligioso, apoyando los esfuerzos para encontrar una solución justa al conflicto palestino-israelí, acogiendo los refugiados del vecino Iraq, e intentando frenar el extremismo”. (Benedicto XVI)
“Doy gracias a Dios por permitirme visitar el Reino Hachemita de Jordania, tierra rica en historia y de gran significado religioso para el judaísmo, el cristianismo y el islam. Este país acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina Siria. Manifiesto mi gratitud a Jordania por haber animado diversas iniciativas importantes a favor del diálogo interreligioso para la promoción del entendimiento entre judíos, cristianos y musulmanes. Las comunidades cristianas están presentes en el país desde los tiempos apostólicos. A pesar de ser hoy numéricamente minoritarias, tienen la posibilidad de desarrollar una cualificada y reconocida labor en el campo educativo y sanitario, mediante escuelas y hospitales, y pueden profesar con tranquilidad su fe”. (Francisco I)
El idioma oficial es el árabe y la religión oficial y mayoritaria es la musulmana, aunque hay libertad de culto. El sistema político es una monarquía parlamentaria, en la que el rey conserva amplios poderes (entre otras cosas, es el que nombra directamente a los senadores, a los jueces y al primer ministro).
A diferencia de los países de alrededor, no tiene petróleo, pero produce fosfatos y otros productos minerales. La principal fuente de ingresos del país es el turismo. También recibe importantes ayudas de la comunidad europea, el banco mundial y otros organismos internacionales, porque es un importante factor de estabilidad social en la zona, además de acoger a numerosos refugiados palestinos (más de dos millones) y sirios (más de un millón).
Durante los últimos 4.000 años ha pertenecido a los amonitas, hititas, egipcios, israelitas, asirios, babilonios, persas, griegos, nabateos, romanos, árabes, cruzados cristianos, mamelucos egipcios y turcos otomanos. Desde 1918 hasta 1946 formó parte de un protectorado británico.
Estuvo en guerra contra Israel en 1948 y en 1967 (en esa última perdió el dominio sobre Jerusalén y Cisjordania). Hoy está en paz con Israel y conserva el control sobre los lugares santos musulmanes de Jerusalén.
En el país hay varios lugares patrimonio de la humanidad o en espera de ser declarados: reservas naturales, castillos del desierto, lugar del bautismo del Señor y lugares arqueológicos, entre los que destacan Petra y Gerasa.
En Jordania hay en torno a un millón y medio de beduinos (“moradores del desierto”) nómadas y seminómadas, que combinan sus formas de vida tradicional con la atención a los turistas, a los que venden baratijas, cobran por tomarse el té con ellos, subirse a sus camellos o dormir en algunos campamentos que tienen organizados con ese fin.
Los últimos papas, desde Pablo VI hasta Francisco, han visitado el país como peregrinos.
“La Divina Providencia me ha traído a Jordania, tierra bendecida por la presencia de Moisés y Elías, donde el mismo Jesús enseñó e hizo milagros (cf. Mc 10,1; Jn 10,40-42), donde la naciente Iglesia fue testigo de la vida de muchos santos y mártires”. (Juan Pablo II)
“Estoy contento de poner los pies en Jordania, una tierra tan rica en historia, patria de civilizaciones antiguas, y profundamente llena de significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes. He venido a Jordania como peregrino para venerar los lugares santos que han tenido una tan importante parte en algunos de los acontecimientos clave de la historia bíblica. Sobre el Monte Nebo, Moisés condujo a su gente para echar una mirada a la tierra que se convertiría en su casa, y aquí murió y fue sepultado. En Betania más allá del Jordán, Juan Bautista predicó y dio testimonio de Jesús, a quien él mismo bautizó en las aguas del río que da el nombre a esta tierra. Jordania está desde hace tiempo en primera línea en las iniciativas dirigidas a promover la paz en Oriente Medio y en el mundo, alentando el diálogo interreligioso, apoyando los esfuerzos para encontrar una solución justa al conflicto palestino-israelí, acogiendo los refugiados del vecino Iraq, e intentando frenar el extremismo”. (Benedicto XVI)
“Doy gracias a Dios por permitirme visitar el Reino Hachemita de Jordania, tierra rica en historia y de gran significado religioso para el judaísmo, el cristianismo y el islam. Este país acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina Siria. Manifiesto mi gratitud a Jordania por haber animado diversas iniciativas importantes a favor del diálogo interreligioso para la promoción del entendimiento entre judíos, cristianos y musulmanes. Las comunidades cristianas están presentes en el país desde los tiempos apostólicos. A pesar de ser hoy numéricamente minoritarias, tienen la posibilidad de desarrollar una cualificada y reconocida labor en el campo educativo y sanitario, mediante escuelas y hospitales, y pueden profesar con tranquilidad su fe”. (Francisco I)
Les pongo algunas fotos de este país fascinante:
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