miércoles, 13 de noviembre de 2024

Toma, Señor, y recibe mi voluntad


San Ignacio de Loyola compuso una oración para recitar como conclusión de los ejercicios espirituales. Una vez que hemos descubierto el amor de Dios y su proyecto sobre nosotros, estamos llamados a poner nuestra vida en sus manos, con plena confianza en él.

El contenido de esta plegaria es el mismo que el de la poesía "Vuestra soy, para vos nací" de santa Teresa de Jesús y que el de la famosa "Oración de abandono" de san Carlos de Foucauld (Padre, me pongo en tus manos...).

En realidad, estas oraciones recogen los sentimientos de Cristo, que en el Padre nuestro nos enseña a poner nuestra vida en manos del padre, diciéndole: "Hágase tu voluntad en nuestras vidas, porque nos fiamos de ti".

Toma, Señor, y recibe
mi voluntad, memoria, entendimiento,
mi libertad, mi haber, mi poseer.
Tú me lo diste,
a ti, Señor, lo torno.
Todo es tuyo, dispón a voluntad.
Dame tu amor y tu gracia; esto me basta,
no pido más.

Tú me lo diste,
a ti, Señor, lo torno.
Todo es tuyo, dispón a voluntad.
Dame tu amor y tu gracia; esto me basta,
no pido más.

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