viernes, 26 de noviembre de 2021

¿Qué es el Adviento? Tiempo de preparación para acoger al Señor


A lo largo de los siglos, las celebraciones de Navidad han sido las principales fiestas del calendario cristiano, junto con la Semana Santa y la Pascua de resurrección.

Como todas las cosas importantes, la Navidad y la Pascua no se pueden improvisar, sino que hay que prepararlas con tiempo.

El tiempo de preparación para ambas fiestas ha cambiado a lo largo de los siglos. Al principio, eran unos pocos días en ambos casos, pero se fueron prolongando y, en algunos momentos, la preparación para la Pascua duraba 70 días y la preparación para la Navidad duraba 40. 

Hoy, las seis semanas previas a la Pascua reciben el nombre de “Cuaresma” y las cuatro semanas previas a la Navidad reciben el nombre de “Adviento”. En ambos casos el color litúrgico es el azul oscuro, morado o violeta.

La palabra latina “Adventus” traduce la palabra griega “Parousía”. En ambos casos se refería a la visita del emperador a una ciudad con los consiguientes festejos: banquetes, reparto de monedas entre la población, liberación de encarcelados, cancelación de deudas e impuestos…

Los primeros cristianos aplicaron estos términos a la futura venida del Señor en gloria.

Con el tiempo, la palabra “Parusía” se reservó para esa esperanza final y la palabra “Adviento” para el tiempo litúrgico anterior a la Navidad.

Durante el Adviento nos disponemos para acoger al Señor que viene a salvarnos. Podemos hablar de tres venidas suyas: una pasada, una futura y una presente.

Jesús VINO al mundo en la humildad de la carne, naciendo de la Virgen María hace 2000 años,

Jesús VENDRÁ con gloria al final de los tiempos para llevar a plenitud su obra salvadora, y

Jesús VIENE siempre a nuestro encuentro, en cada acontecimiento, en las alegrías y en las tristezas, por lo que queremos estar en vela para acogerlo cuando llega a nuestras vidas.

Solo pueden celebrar un Adviento cristiano quienes son conscientes de que no pueden salvarse a sí mismos y de que necesitan al Salvador en sus vidas. 

Señor Jesús, no me quejo de mi vida ni de las cosas que me pasan, pero nada me satisface totalmente, nada me llena. No es que necesita más y más cosas, es que te necesito a ti. Solo tú puedes llenar la sed de infinito que hay en mi corazón. Por eso te suplico que vengas a mi vida y que me unas cada día más íntimamente a ti, para que yo pueda ayudarte en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Amén.

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