sábado, 15 de agosto de 2020

Laudes para la fiesta de la Asunción


Antífona invitatorio. Venid, adoremos al Rey de reyes, cuya Madre ha sido elevada a lo más alto del cielo. 

Himno

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto. 
¡Oh, quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada: 
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!

Volved los blancos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista,
miráis las tristes almas desde el suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo. Amén.

Salmodia

Antífona 1: Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú ahora vives ya en la gloria del Señor.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, 
mi alma está sedienta de ti; 
mi carne tiene ansia de ti, 
como tierra reseca, agostada, sin agua. 

¡Cómo te contemplaba en el santuario 
viendo tu fuerza y tu gloria! 
Tu gracia vale más que la vida, 
te alabarán mis labios. 

Toda mi vida te bendeciré 
y alzaré las manos invocándote. 
Me saciaré como de enjundia y de manteca, 
y mis labios te alabarán jubilosos. 

En el lecho me acuerdo de ti 
y velando medito en ti, 
porque fuiste mi auxilio, 
y a la sombra de tus alas canto con júbilo; 
mi alma está unida a ti, 
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú ahora vives ya en la gloria del Señor.

Antífona 2: La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles; que se alegren los fieles y bendigan todos al Señor.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; 
cielos, bendecid al Señor. 

Aguas del espacio, bendecid al Señor; 
ejércitos del Señor, bendecid al Señor. 

Sol y luna, bendecid al Señor; 
astros del cielo, bendecid al Señor. 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; 
vientos todos, bendecid al Señor. 

Fuego y calor, bendecid al Señor; 
fríos y heladas, bendecid al Señor. 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; 
témpanos y hielos, bendecid al Señor. 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; 
noche y día, bendecid al Señor. 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; 
rayos y nubes, bendecid al Señor. 

Bendiga la tierra al Señor, 
ensálcelo con himnos por los siglos. 

Montes y cumbres, bendecid al Señor; 
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. 

Manantiales, bendecid al Señor; 
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; 
aves del cielo, bendecid al Señor. 

Fieras y ganados, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; 
bendiga Israel al Señor. 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; 
siervos del Señor, bendecid al Señor. 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; 
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, 
ensalcémoslo con himnos por los siglos. 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, 
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Antífona 2: La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles; que se alegren los fieles y bendigan todos al Señor.

Antífona 3: El Señor ha glorificado tanto tu nombre y tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.

Cantad al Señor un cántico nuevo, 
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; 
que se alegre Israel por su Creador, 
los hijos de Sión por su Rey. 

Alabad su nombre con danzas, 
cantadle con tambores y cítaras; 
porque el Señor ama a su pueblo 
y adorna con la victoria a los humildes. 

Que los fieles festejen su gloria 
y canten jubilosos en filas: 
con vítores a Dios en la boca 
y espadas de dos filos en las manos: 

para tomar venganza de los pueblos 
y aplicar el castigo a las naciones, 
sujetando a los reyes con argollas, 
a los nobles con esposas de hierro. 

Ejecutar la sentencia dictada 
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor ha glorificado tanto tu nombre y tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.

Lectura Breve (Is 61,10)

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.

Responsorio breve

V. Hoy la Virgen María ha subido al cielo.
R. Hoy la Virgen María ha subido al cielo.
V. Y con Cristo reina eternamente.
R. Ha subido al cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Hoy la Virgen María ha subido al cielo.

Benedictus (Lc 1,68-79)

Antífona: Eres bella y hermosa, Hija de Jerusalén; subes al cielo, resplandeciente como la aurora cuando amanece.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, 
porque ha visitado y redimido a su pueblo, 
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo, 
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos 
y de la mano de todos los que nos odian; 
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, 
arrancados de la mano de los enemigos, 
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, 
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, 
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas 
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Eres bella y hermosa, Hija de Jerusalén; subes al cielo, resplandeciente como la aurora cuando amanece.

Preces

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
— Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada,
— líbranos de toda ocasión de pecado.

Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo
purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
— haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
— haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.

Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
— danos el gozo de tener parte en su gloria.

Según el mandato del Señor, digamos confiadamente: Padre nuestro...

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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