viernes, 8 de diciembre de 2023

El pecado y la gracia


La primera lectura de la misa del día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María recoge el relato del hombre que se esconde de Dios después de pecar: "Me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí". Este es el misterio del pecado: nos hace sentir desnudos; es decir, desprotegidos, frágiles, vulnerables, por lo que nos escondemos.

Cuando Dios pregunta al hombre por lo que ha hecho, este no asume su culpa, sino que se la echa a la mujer, y esta a la serpiente... Este es también el misterio del pecado, que nos lleva a culpar a los demás para autojustificarnos.

Pero Dios no permite que el ser humano viva encerrado para siempre en el pecado, en sus temores, en su fragilidad. Por el contrario, se hace cercano, dialoga con los pecadores, tiene paciencia con nosotros, nos promete la salvación...

La fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María nos recuerda que el pecado no puede tener la última palabra en nuestra historia, que el proyecto de Dios es de gracia y de bendición. Basta que le abramos el corazón, y él entra para darnos la salvación.

El pecado -todo pecado- es un "no" del hombre a Dios, un rechazo a la gracia.

María, por el contrario, dice un "sí" incodicional a Dios, poniéndose en sus manos con confianza, sabiendo que él quiere lo mejor para nosotros.

Dios hizo una obra maestra en María y quiere hacer maravillas en nosotros también. Abramos nuestros corazones a su gracia. Que María Inmaculada interceda por nosotros.


La fotografía que acompaña esta entrada es obra de la estadounidense Kristyn Brown.

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