lunes, 2 de agosto de 2021

Laudes para la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles


El 2 de agosto se celebra la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles. En esta entrada recojo la liturgia de laudes que rezan los franciscanos este día por la mañana.

Himno

Tu humilde ermita, reina de los ángeles,
joya de Asís, espejo de pobreza, 
era amada por ti, santa María, 
y agraciada por Dios con su presencia.

La restaura Francisco generoso 
y a ti, Madre del Verbo, en ella ruega 
que te dignes hacerte su abogada, 
que le enseñes las sendas evangélicas.

En ella alcanza la sabiduría, 
descubre el evangelio, a él se entrega, 
en ella Dios le aumenta los hermanos, 
en ella Clara consagrada queda.

En ella, cuando Dios a sí le llama, 
cumple Francisco su oblación suprema, 
que honren y amen un lugar tan santo 
con ardor a sus hijos recomienda.

El altar que allí tienes consagrado 
es trono de la gracia y la clemencia, 
allí la busca el pecador contrito, 
allí perdón y paz el alma encuentra.

Madre de la familia franciscana, 
obtennos con tus ruegos indulgencia; 
con Francisco te amamos y alabamos, 
contigo a Dios cantamos su grandeza. Amén.

Salmodia

Antífona 1. Bendita entre las mujeres y bendita en la morada del Señor.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansias de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a las sombras de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1. Bendita entre las mujeres y bendita en la morada del Señor.

Antífona 2. Alégrese vuestra alma por su misericordia y no os avergoncéis de alabarla.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Antífona 2. Alégrese vuestra alma por su misericordia y no os avergoncéis de alabarla.

Antífona 3. Yo amo a los que me aman, y los que madrugan por mí me encuentran.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su creador,
los hijos de Sión por su rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

Para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3. Yo amo a los que me aman, y los que madrugan por mí me encuentran.

Lectura (Eclo 24,18-20)

Yo soy la madre del amor hermoso y del temor; del conocimiento y de la santa esperanza. Venid a mí los que me deseáis, y saciaos de mis frutos. Pues mi recuerdo es más dulce que la miel, y mi heredad más dulce que los panales.

Responsorio

V. Yo, como vid lozana, * Retoñé.
R. Yo, como vid lozana, * Retoñé.
V. Mis flores y frutos son bellos y abundantes.
R. Retoñé.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Yo, como vid lozana, * Retoñé.

Benedictus

Antífona. Bendito el Señor, porque hoy ha engrandecido tanto tu nombre, que siempre estará en boca de cuantos tengan memoria del poder de Dios.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamaran profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona. Bendito el Señor, porque hoy ha engrandecido tanto tu nombre, que siempre estará en boca de cuantos tengan memoria del poder de Dios.

Preces

Oremos a Dios Padre, que ha querido asociar a María en la misión de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
— Escúchanos, Señor, por intercesión de María.

Tú que elegiste a María para ser Madre de tu Hijo, 
— ten piedad de todos los que esperan tu redención.

Tú que has hecho a María Madre de la Iglesia,
— haz que todos los que rigen los destinos de tu pueblo colaboren en su progreso espiritual y material.

Tú que nos has dado a María como Madre de la gracia y misericordia,
— da a todos los afligidos el alivio y el consuelo de su amor maternal

Tú que en santa María de los ángeles nos has dado una protectora solícita,
— haz que, por su intercesión, seamos fieles al evangelio de tu Hijo.

Tú que has colocado a tu derecha a María, reina de los ángeles, 
— danos un día el gozo de tener parte en tu gloria.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Señor, Dios de clemencia, por intercesión de la Virgen, reina de los ángeles, cuya fiesta celebramos hoy, que participemos como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Conclusión

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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