miércoles, 7 de octubre de 2015

Novena a santa Teresa de Jesús. Día 2º Santa Teresa y Jesucristo


Oración preparatoria para todos los días. Dios Padre nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a santa Teresa de Jesús para enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección; concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina, para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Tú nos ofreces el ejemplo de su vida y la ayuda de su intercesión, para que animados por el testimonio gozoso de su experiencia, sigamos sin desfallecer el camino que ella nos señaló. Padre de misericordia, concédenos tu Espíritu para que podamos seguir las huellas de la Santa y gozar con ella de la Vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Reflexión. En la vida y doctrina teresianas, Jesucristo ocupa un lugar central, definitivo. Los primeros contactos con Cristo se realizan a través de la lectura y meditación del evangelio. El evangelio es su libro preferido, tal como escribe en el Camino de perfección: “Siempre he sido aficionada y me han recogido más las palabras de los evangelios que libros muy concertados”. 

En la lectura del evangelio, Teresa descubre la humanidad de Cristo, desea contemplar sus imágenes y retratos, se aficiona a hacer pintar el rostro del Señor… y recomienda en sus escritos “tomar a Cristo por modelo y andar en su compañía”, escuchando en el interior sus enseñanzas. Siguiendo el camino trazado por Teresa de Jesús, experimentaremos que la Humanidad de Jesucristo es para todos luz y guía, puerta y camino de vida espiritual; que Jesucristo es el mejor amigo y que nunca nos puede faltar.

Invocaciones. Santa Madre Teresa, que escribiste: “Parecíame andar siempre a mi lado Jesucristo y que era testigo de todo lo que yo hacía”, - llévanos a Él.

Santa Madre Teresa, que vives en Cristo porque Cristo vive en ti, - contágianos tu amor.

Santa Madre Teresa, mensajera del evangelio, amiga del Señor, - enséñanos a encontrar a Jesucristo y caminar en su compañía.

Poema. Cruz, descanso sabroso de mi vida
vos seáis la bienvenida.

Oh bandera, en cuyo amparo
el más flaco será fuerte;
oh, vida de nuestra muerte,
qué bien la has resucitado.
Al león has amansado,
pues por ti perdió la vida.
Vos seáis la bienvenida.

Quien no os ama está cautivo
y ajeno de libertad;
quien a vos quiere allegar
no tendrá en nada desvío.
¡Oh, dichoso poderío,
donde el mal no halla cabida!
Vos seáis la bienvenida.

Vos fuisteis la libertad
de nuestro gran cautiverio;
por vos se reparó el mal
con tan costoso remedio;
para con Dios fuiste medio
de alegría conseguida.
Vos seáis la bienvenida.

Oración final para todos los días. Teresa de Jesús, escucha nuestra oración. Llegue hasta Dios la acción de gracias de la Iglesia por lo que has sido y has hecho, y también por lo que todavía haces y harás por el Pueblo de Dios, que te honra como maestra y doctora espiritual. Sea Dios nuestro Señor por siempre bendito y alabado en ti. Amén. Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.

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