lunes, 7 de agosto de 2023

San Alberto "de Trápani", "de Mesina", "de Sicilia" o "degli Abati"


El 7 de agosto se celebra la fiesta del primer santo canonizado del Carmelo: san Alberto "de Trápani", por el lugar donde nació, "de Mesina", por el lugar donde murió, "de Sicilia", por la isla a la que pertenecen ambas ciudades y "degli Abati" que era el apellido de su familia.
Vivió de 1250 a 1307. Al ser el primer santo que recibió culto en la Orden, fue considerado su patrono y protector o "padre", título que compartió con otro santo de su tiempo: Ángel de Sicilia. En el siglo XVI se estableció que cada iglesia carmelita le dedicase un altar.

Todos los testigos antiguos alaban su gran capacidad de predicar al pueblo con profundidad y sencillez al mismo tiempo, por lo que era requerido de todos los pueblos y ciudades de Sicilia para que hablara del evangelio. Él no se negaba a ninguna petición, por lo que recorrió muchas veces la isla (siempre caminando a pie) predicando y convirtiendo a muchos.

Sus contemporáneos también testimonian el amor de Alberto por los enfermos y los pobres, a los que socorría en sus necesidades. Las narraciones populares recuerdan muchas curaciones y milagros realizados por el santo, que siempre iba al encuentro de cuantos se lo pedían.

Tradicionalmente era considerado el abogado contra las fiebres y en su día se bendecían las aguas. 
Como san Alberto realizó el milagro de hacer potables las aguas insalubres de la única fuente que había en Agrigento, se formó la costumbre de bendecir las aguas en su día. Para ello se usaban pequeños relicarios de plata atados a una cadena, que tenían un trozo de hueso del santo, y que se introducían en el agua. (Yo lo hice varios años en las carmelitas descalzas de Caravaca y en otros lugares).

Santa Teresa de Jesús le tenía una gran devoción, por ser el primer santo canonizado de la Orden, y pidió a un amigo suyo que tradujera su vida del latín y la hizo imprimir junto con su obra Camino de perfección. A pesar de sus esfuerzos, ella no la vio impresa, ya que se publicó en 1583, un año después de morir la Santa.

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