lunes, 22 de julio de 2024

Santa María Magdalena, incomprendida y malinterpretada


El 22 de julio se celebra la fiesta de santa María Magdalena, que tuvo una importancia fundamental en la Iglesia primitiva, aunque con el pasar de los tiempos su imagen se fue deformando, hasta identificarla con una prostituta arrepentida, que se retiró a hacer penitencia en una cueva hasta su muerte.

El motivo de esa evolución fue el rechazo de las doctrinas de los grupos gnósticos de los siglos segundo y tercero, que la tenían por maestra de sabiduría y escribieron mucho sobre su preeminencia en la vida de Jesús y de los creyentes. Sus doctrinas se mantuvieron entre los maniqueos y hoy se han recuperado entre grupos neognósticos.

Los gnósticos antiguos creían en la existencia de un Dios bueno, espiritual y perfecto. Pero también en un dios menor, bastante cruel, que creó el mundo y los cuerpos humanos, en los que se encerraron unas chispas de sabiduría que hay que liberar para que entre en contacto con el mundo divino. Ellos lo identificaban con el dios del Génesis y de la mayor parte del Antiguo Testamento.

Para los gnósticos, Jesús no habría nacido de verdad ni habría muerto de verdad, ya que todo eran apariencias. María Magdalena habría sido su discípula predilecta y la que habría enseñado a un grupo escogido una doctrina secreta, reservada solo a los perfectos.

Para contrarrestar estas doctrinas estrafalarias, los predicadores recurrieron a una presentación deformada de santa María Magdalena, a la que los gnósticos tenían por su maestra. Así, la identificaron con la prostituta arrepentida que derramó perfumes a los pies de Jesús.

Más tarde se añadió que, después de la resurrección, viajó a Francia, donde habría predicado el evangelio antes de retirarse a vivir en soledad y penitencia en una cueva. Al final de su vida, como ya no salía de su cueva para nada, los ángeles la llevaban cada tarde a la presencia de Dios para que participara en el culto del cielo.

De modo que ella primero habría sido una gran pecadora, después habría llevado una vida de extrema penitencia y finalmente habría alcanzado un alto grado de santidad.

De esta manera, la convirtieron en modelo de vida para los pecadores arrepentidos e incluso para los religiosos, que veían trazado en ella el camino que tenían que seguir: vía purificativa, iluminativa y unitiva.

Hace algunos años se publicó una novelucha que dio lugar a una película que falsificaba su imagen todavía más que las leyendas medievales, recuperando alguna de aquellas ideas gnósticas de los grupos sectarios en los primeros siglos del cristianismo. Tanto la novela como la película tuvieron mucho éxito. A partir de entonces, se han realizado numerosos congresos de estudio y se han publicado muchas cosas sobre ella. 

A pesar de todo, sigue siendo un personaje enigmático, del que sabemos muy pocas cosas ciertas. Lo que está claro es que tuvo mucha relevancia en los orígenes del cristianismo.

Su figura va unida a la reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia, que es un tema actual, pero controvertido, por lo que las interpretaciones están muchas veces viciadas por prejuicios previos. 

De este tema ya he hablado en otras ocasiones, por lo que no voy a volver ahora sobre el argumento. Me basta con expresar mi admiración y aprecio por esta figura de los orígenes del cristianismo, tan maltratada a lo largo de los siglos.

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