El primer domingo de Adviento nos invita a "velar", a "vigilar", a "estar en vela". Velar es tener abiertos los ojos, no quedarse en lo superficial, en las apariencias, sino buscar la presencia escondida del Señor en nuestra vida, en los acontecimientos, en el mundo.
Estimados amigos cibernéticos. He de confesarles algo: Tengo un problema con las redes de comunicación. Y no es de adicción a las mismas, aunque sí he de reconocer que estoy muy "enredado".
El 28 de noviembre es el aniversario de la fundación del primer convento de carmelitas descalzos en Duruelo. En la foto se ve el detalle de un cuadro que se conserva en Úbeda en el que se aprecia a santa Teresa de Jesús y a san Juan de la Cruz que tienen entre sus manos una iglesia, para indicar que ambos son los fundadores.
Los carmelitas descalzos celebramos hoy la fiesta de san Rafael Kalinowski, hombre de profunda oración y totalmente entregado al apostolado, que vivió en Lituania, Polonia, Rusia, Francia, Austria, Siberia... y es un modelo de vida para nuestros tiempos globalizados.
El quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús está suponiendo para muchos una oportunidad de acercarse a su persona y a su mensaje. Las iniciativas se multiplican en todo el mundo. Yo, en concreto, me encuentro hablando de ella en Puerto Rico, la Isla del Encanto.
El martirologio romano nos recuerda que hoy se celebra "en el convento de Nuestra Señora des Cöts, de Nantes, en Francia, la beata Francisca de Amboise, que, siendo duquesa de Bretaña, fundó en Vannes el primer Carmelo femenino francés, donde se retiró como sierva de Cristo al quedar viuda". He presentado su vida y las oraciones de la misa en su honor aquí y he recogido el texto escrito por ella que recoge el breviario como segunda lectura aquí.
